Hasta ahora, se desconoce si le acompañarán, como solicitó la orden religiosa, las hermanas Chantal y Paciencia, también infectadas
(J. B./Agencias).- La Orden de San Juan de Dios hizo la petición anoche y España, que desde ayer, como informamos, mantenía abierto un «gabinete de crisis», se puso manos a la obra. En estos momentos, un Airbus A310 del Ministerio de Defensa está listo para viajar hacia Monrovia, capital de Liberia, para expatriar al hermano Miguel Pajares, quien será ingresado en el hospital madrileño de La Paz. Hasta ahora, se desconoce si le acompañarán, como solicitó la orden religiosa, las hermanas Chantal y Paciencia, también infectadas.
Tras varios días de incertidumbre, ayer se supo que el religioso, de 75 años, tiene el virus del Ébola. El avión que lo traerá de regreso a España estaba listo para partir hacia Monrovia a las cinco de la madrugada, aplicándose el protocolo de «máxima seguridad» que estipula la Organización Mundial para la Salud (OMS). Al frente del mismo se ocupa un equipo con todo lo preparado.
La decisión de repatriar al religioso español se tomó tras celebrarse una reunión por videoconferencia, a instancias de Protección Civil Europea, en la que participaron los ministerios de Sanidad, Interior y Defensa, además de representantes de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
«Me gustaría ir a España porque tenemos muy mala experiencia con lo que ha sucedido aquí. Aquí estamos abandonados. Queremos ir a España y que nos traten como a personas, como Dios manda», afirmaba ayer Pajares, muy débil y con fiebre alta, en declaraciones por teléfono. El estado del religioso es delicado, como ha reconocido él mismo: «Estoy francamente mal, soy incapaz de levantar cabeza».
Por su parte, el hospital madrileño de La Paz tiene todo listo para acoger al religioso español infectado con ébola en Liberia después de que el Gobierno español anunciara su repatriación. Miguel Pajares será trasladado en un avión medicalizado desde Liberia a La Paz, uno de los centros de referencia nacionales en el tratamiento de enfermedades tropicales e infecciosas.
El hospital dispone de las instalaciones de aislamiento adecuadas para tratar a este tipo de pacientes y cuenta con un equipo de médicos especializados procedentes del Carlos III, hasta ahora centro de referencia. El mayor riesgo es mantener las medidas de aislamiento y protección para impedir que el virus, muy contagioso, pueda transmitirse en territorio español.
Cerca de 69.000 personas habían firmado ya, a través de una plataforma online, una petición al Ministerio de Asuntos Exteriores y al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para que se traslade a España al religioso.
«Repatrien desde Liberia a trabajadores sanitarios que han tenido contacto con casos de ébola y que están aislados» es la petición iniciada el pasado domingo en la plataforma Change.org por Roberto Míguez, periodista y amigo de los religiosos. Se reclama que España actúe como lo hizo Estados Unidos con dos de sus ciudadanos.
La petición se basa en la constancia de que «la situación en Liberia es de total descontrol. La Administración pública no proporciona al personal sanitario las medidas de protección necesarias, muchos trabajadores de la salud han abandonado sus puestos de trabajo por miedo al contagio, los tests a las personas con síntomas no cubre las necesidades, varios centros hospitalarios han cerrado y otros se niegan a admitir pacientes, los enfermos y sus familias ocultan los síntomas»
La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, a la que pertenece Pajares, informó ayer que también han dado positivo en el test del virus las hermanas misioneras de la Inmaculada Concepción Chantal Pascaline Mutwamene (congoleña) y Paciencia Melgar (guineana). Otra religiosa, guineana con pasaporte español dio negativo.
La respuesta de la comunidad internacional a la epidemia de ébola en África Occidental ha sido rápida, pero la falta de medios económicos y humanitarios y la persistencia de costumbres ancestrales en torno a esa enfermedad dificultan los trabajos para contenerla.
Así lo afirma la portuguesa Ana Maria Burguière, del Instituto Pasteur, para quien la virulencia del actual brote del virus, el más letal desde que se detectara en 1976, se debe a esa carencia.»El problema de control africano es la falta de infraestructuras», reconoce la investigadora, según la cual el hecho de que esta epidemia en Guinea Conakry, Liberia, Nigeria y Sierra Leona haya registrado casos en núcleos urbanos ha disparado su transmisión. El último recuento ofrecido esta semana por laOMS ofrece un balance de 1.603 personas afectadas en esos cuatro países, y un total de 887 muertes.