No se reserva, no anda con componendas, no utiliza la falsa prudencia, para esconderse detrás de ella
(José M. Vidal).- Se le acumula el trabajo y los problemas a Francisco. Tanto dentro como fuera. Dentro, porque los «príncipes» curiales, los controladores del poder eclesiástico se resisten a arrancarse sus galones. El poder es la mayor tentación del alto clero. Y fuera, porque el mundo arde. Sobre todo, en Oriente Medio con la guerra y, en África, con el pánico provocado por el Ébola. Y todos los ojos del mundo se tornan, una vez más, hacia el Papa.
Todos quieren que involucre su autoridad moral planetaria conquistada en poco más de un año en las grandes causas de la humanidad doliente y sufriente. ¿Podrá con todo Francisco? ¿Será capaz de seguir cargando sobre sus hombros el peso de la Iglesia (sobre todo de la que se resiste al cambio) y el peso de la guerra y de los dramas del mundo?
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