Si intentas ver qué puede haber de verdad o de razón en el otro lado (lo que sería el principio de todo diálogo) entonces eres simplemente “la puta y la ramoneta”
(José Ignacio González Faus sj).- Este año cumpliré los 81. Con dos o tres que pueden quedarme de vida, creo estar indiferente ante cualquier futuro que pueda tener Cataluña. Si no pensara que hablo desde ese presupuesto, no hablaría.
1.- Un hecho elemental puede servir de punto de partida: hay en Cataluña cientos de miles (quizás millones) de sensibilidades heridas. Una sensibilidad herida no se arregla con apelaciones moralizadoras a bellas palabras. Prescindiendo de cómo se interprete, ese hecho terco y patente constituye un problema que obliga a Rajoy a despertar de su sueño: porque cuando un gobernante decide no abordar un problema serio, es un pésimo gobernante aunque se parapete tras las leyes. Más aún si ese mismo gobernante, ante otro hecho amenazador, busca cambiar las leyes para que gobierne no quien ha conseguido mayoría absoluta, sino la minoría más grande.
Viendo actuar a Rajoy me pregunto a veces: ¿miente, o es que no se entera? Hoy creo que Don Mariano miente. No por falta de honradez, sino porque es rehén de toda la extrema derecha de su partido: ese complejo de lepenistas, franquistas, falangistas, o blaspiñares que puede representar en torno al 15 % del electorado español. Rajoy sabe que si el PP intenta ser una derecha civilizada ante realidades complejas, perderá el apoyo de esa ultraderecha de evidencias simplistas, y no podrá ganar unas elecciones: pues ya no superará un 20 % del electorado. Por algo Aznar aventaba aquel eslogan: «estamos girando al centro» que, como es natural, nunca cuajó.
Para leer el artículo completo, pinche aquí