Rouco, el brillante, el depresivo, el generoso, el malévolo, el siempre autoritario y receloso Rouco, pudo ser francisquista hace años, lo mismo que fue, con toda su alma, wojtyliano... Pero ya no
(Incitatus, en Tiempo).- El libro Rouco. La biografía no autorizada, de José Manuel Vidal (B), es ya uno de los éxitos del otoño. Pero quien busque mala fe o vendetta perderá el tiempo.
La cubierta del libro es ya una obra de arte. Esa foto es insuperable. Sentado sobre trono dorado, casulla también dorada con ribetes rojos. Asoman las mangas del alba, bordadas en morado con cruces y grecas, que no llegan a tapar las manos, anudadas sobre el regazo en una postura que habría maravillado al Greco o a Velázquez: el dedo índice de la mano izquierda protege al meñique de la derecha. El palio de lana blanca y cruces paté negras sobre el pecho y alrededor del cuello. El alfiler de perla que lo adorna bajo la barbilla.
La impresionante mitra de tonos hueso con la cruz griega, esquemáticamente flordelisada en los extremos, en relieve y en dos tonos de rojo: el sangre y el granate, tan parecida a la que aparece en el balcón de San Pedro cuando se asoma allí el Papa recién elegido; y el resto bordado con un complicado adorno (otra vez el oro) que recuerda las rúbricas episcopales del siglo XVIII. Eso no es un clérigo. Eso es un príncipe.
Pero luego está la cara. El hombre mira a la cámara, desde detrás de las gafas, con gesto claramente incómodo. Frunce el entrecejo pero no le ha dado tiempo a poner gesto hosco. Está sorprendido. Tiene la boca entreabierta. Mira no con acritud (eso será un segundo después), pero sí ya con desconfianza, con nervios, como sorprendido en un descuido. No se fía de quien le mira, no le gusta, se pregunta qué hace ahí, por qué no le deja en paz. Ese hombre, ese príncipe de la Iglesia espectacularmente revestido, trata de esconder su recelo, su desazón, sus nervios, su miedo. Ese hombre es, según su tratamiento oficial en latín, el Eminentissimum ac reverendissimum Dominum, Dominum Antonium Maria, Sanctae Romanae Ecclesiae cardinalem Rouco Varela.
Ese hombre es, muy a su pesar, el protagonista de un libro que acaba de publicarse y que se está propagando como la onda expansiva de una deflagración: Rouco. La biografía no autorizada, de José Manuel Vidal (B).
Para leer el artículo completo, pincha aquí:
Para comprar Rouco, la biografía no autorizada, pincha aquí: