Cuando nos dan libertad, si tenemos ganas y somos coherentes con lo que creemos, demostramos mucha fuerza
(Jesús Bastante).- Hace dos semanas tuvo lugar, en el colegio de los salesianos de Atocha, un encuentro de jóvenes en el que participaron distintas asociaciones de todo el ámbito nacional: la Escuela de Pastoral. No es la primera edición de este encuentro, en el que se abordan las dificultades y los retos que tienen los jóvenes en la Iglesia del mundo actual, pero sí fue diferente, porque una de las jornadas fue organizada por un equipo de trabajo formado por jóvenes de las distintas congregaciones participantes.
Como explica el marianista Iñaki Sarasúa, «no hacemos pastoral para jóvenes, sino con ellos. Contando con ellos». María Manzano, una de las jóvenes protagonistas, de los escolapios de Alcalá de Henares, explica lo que significa la misericordia (tema central de la Escuela de Pastoral): «Aunque el mundo sea duro no podemos hacernos callo, tenemos que seguir conmoviéndonos con lo que sucede».
¿Cómo se eligió el lema para el encuentro?
Iñaki- «Dios se/nos (con)mueve» es el tercero de una especie de trilogía. El primero era «Dios nos habita». El segundo era «Dios nos reúne», y este tercero quería decir a la vez que Dios nos conmueve a nosotros, pero que también se conmueve Él mismo. El anterior hablaba de la comunión, éste de la misericordia.
Con este lema quisimos aceptar el reto que nos lanzaba el Papa Francisco sobre la centralidad de la misericordia, con su recomendación del libro de Walter Kasper. A partir de ahí pensamos este lema.
¿Cómo se puede introducir la misericordia en el mundo de hoy?
María- Eso es precisamente lo que queríamos trabajar en la Escuela de Pastoral. Creo que la Iglesia, como nuestro hogar, el hogar de los jóvenes que trabajamos en Pastoral, es el lugar donde tiene que estar latente la misericordia. Tenemos que demostrarlo nosotros, en nuestro día a día.
Tenemos que evitar hacernos fríos. Creemos que hay que estremecerse, para seguir luchando poco a poco contra aquello que pensamos que no debe ocurrir.
La imagen que hemos elegido va en esa línea: escogimos la crema, que suaviza, porque parece que en el mundo todo es de por sí suficientemente duro, pero no podemos hacernos callo. Tenemos que seguir conmoviéndonos con lo que sucede.
¿Cómo hacer para no acostumbrarnos al egoísmo y a la realidad doliente? ¿Cómo superar la tristeza y la impotencia, para buscar soluciones aportando alegría?
I- La misericordia está en el Evangelio, ante todo. La misericordia está en Dios, y por tanto está en toda la realidad. Conviene abrir los ojos a esa realidad.
La ponente principal de este encuentro, que fue Silvia Cano (una profesora de la institución teresiana) comunicó claramente y preguntó si es pertinente hablar de misericordia «en los tiempos que corren». Y ella misma contestó que no sólo es oportuno, sino que es una oportunidad. Una oportunidad para descubrir la centralidad de la misericordia, que está en lo más esencial de la vida.
Por eso nosotros, desde la Pastoral con jóvenes, nos hacemos tres preguntas: Cómo experimentar la misericordia, cómo expresar esa misericordia hoy, y por último cómo hacer misericordia.
¿Cómo se desarrolló la Escuela de Pastoral con Jóvenes?
I- Cada vez queremos dar más protagonismo a los propios jóvenes. Este año ha sido el primero en el que de 300 participantes, 160 tenían entre 20 y 35 años. Un poco más de la mitad. Jóvenes que están educando en la fe a otros jóvenes.
La Escuela se suele desarrollar en tres bloques: sábado por la mañana, sábado por la tarde y domingo por la mañana. El sábado por la mañana es el arranque, la ponencia principal alrededor de los puntos clave del contenido (la misericordia), que este año estaba a cargo de Silvia Cano. Tras su interpelación hubo un rato de diálogo en grupos siguiendo unas pistas que ella dio, y luego un diálogo abierto en sala con micrófonos y preguntas directas.
Terminamos con un grupo de rap cristiano que estuvo presente toda la mañana, recogiendo lo que se estaba viviendo allí, y luego hicieron una especie de resumen cantado, además de una canción que habían compuesto expresamente para este encuentro en torno al tema de la misericordia. Improvisando según lo que habían oído, haciendo frases a lo «free style», como dicen ellos.
La verdad es que estuvo muy bien. Se metieron al público en el bolsillo.
Por la tarde es cuando se desarrollan los talleres. Este año había 9 a elegir, muchos de ellos en torno a la realidad sufriente que nos toca hoy. Después terminamos con la celebración de la reconciliación, para experimentar también la misericordia en nosotros; y el domingo le dimos la palabra al grupo de jóvenes que se había estado reuniendo desde abril para preparar el encuentro.
M- Para nosotros la escuela no es solamente este fin de semana del que estamos hablando. Como dice Iñaki, nosotros ya habíamos tenido reuniones antes, habíamos estado en León y en Vitoria… esto es clave para hacer comunión entre nosotros, para conocernos. Yo por ejemplo, que soy de escolapios, he conocido otras realidades, otros carismas. Es algo muy importante a nivel personal, para nuestra experiencia.
En una de esas reuniones nos dijeron que teníamos que encargarnos de la preparación de la última sesión de la Escuela, la del domingo por la mañana. Estuvimos trabajando varios textos, con total libertad. A pesar de que parece, en principio, que dejar que los jóvenes hagan cosas ellos solos da un poquito de miedo, nos dieron libertad absoluta.
Como cada uno somos de un lugar tuvimos que hacer mucho trabajo conjunto a través de correos electrónicos, dividiéndonos en varios equipos de trabajo para coordinarnos mejor, etc. Lo que queríamos mostrar era precisamente lo que queríamos oír: cómo trabajar la misericordia con los jóvenes, qué hacer en nuestros grupos de catequesis. Entonces se nos ocurrió la metáfora de la crema, y cuatro claves que son como los cuatro pasos a seguir en un tratamiento: amor incondicional (el amor de Dios), sintonía con el mundo (en especial con los jóvenes, para saber qué les gusta, qué inquietudes tienen, etc.), misericordia en gerundio (para que la gente se fuera reflexionando) y el envío (la misión que tenemos que realizar para llevar la misericordia a la vida real, a nuestro día a día). Todo esto alumbrado desde el Evangelio, que es lo que nos ayuda a orar y a encontrarnos con Dios.
Al hilo de todo esto hicimos una encuesta a cien de nuestros chavales, con la intención de saber cómo renovarnos, si por ejemplo hay que cambiar una película que llevamos poniendo muchos años, etc. También estuvimos tuiteando varias de las cosas que se habían planteado, y llegamos a trending topic en España en la mañana del domingo, aunque fuera por unos minutos.
No queríamos que fuera una jornada estática, de charla, sino que la gente participara y se moviera. La crema es el símbolo que lo hilaba todo, y que significa que no debemos hacernos duros.
¿Por qué no sois simplemente una escuela de pastoral juvenil?
I- Porque somos una escuela de pastoral con jóvenes. No para jóvenes ni sobre jóvenes, sino con ellos. Ése es un cambio que quisimos hacer, y que es una de las claves de la escuela.
Somos 10 instituciones las que organizamos la escuela: 4 congregaciones religiosas, 3 asociaciones laicales y 3 delegaciones diocesanas. Es decir, una muestra interesante de la comunión de la Iglesia. Una de nuestras claves es ésa, el trabajo en red. La otra es que no hacemos pastoral para jóvenes, sino con ellos. Contando con ellos. Lo que acabara de contar María es un ejemplo: para nosotros es más sencillo organizar la escuela como siempre, sabiendo que vienen 300 personas de todas España y que tenemos cierto compromiso. Darles el protagonismo a 20 jóvenes (2 de cada institución) que se han estado reuniendo, para que ellos digan una palabra creativa, a su manera y con su lenguaje, fue toda una apuesta. Pero queríamos ser coherentes con la manera en que montábamos la escuela y aquello que queríamos predicar.
M- Nuestra parte se llamaba «La revolución de la ternura». Estas palabras del Papa nos parecieron muy bellas, y pensamos que venían a cuento a parte de por lo de ser tiernos y sentir misericordia, por la misma palabra revolución, que a veces suena muy escandalosa pero llama a actuar, que es para lo que estamos.
¿Cuál es la responsabilidad de los jóvenes dentro de la Iglesia? Siempre se os dice que «sois el futuro» pero, ¿cuál crees que es vuestra misión en el presente? ¿Cómo construir Iglesia ahora?
M- Creo que la clave es sentir que podemos. A veces tenemos miedo de hacer cosas por nosotros mismos porque siempre nos protegen mucho. Pero cuando nos dan libertad, si tenemos ganas y somos coherentes con lo que creemos, demostramos mucha fuerza. Pero tienen que darnos pie a que actuemos. Si confían en nosotros, nosotros vamos a trabajar con responsabilidad. Vamos a seguir formándonos, vamos a hacer bien las cosas. No vamos a actuar a lo loco. Cuando nos dicen «poneos a ello», lo conseguimos.
A mí esta Escuela Pastoral me ha dado la sensación de que ahora se está confiando más en nosotros, y nosotros hemos comprobado que si nos sentamos a trabajar podemos crear y realizar cosas. Tenemos que aprovechar las oportunidades y ampliar nuestras propias experiencias espirituales y de misión. Porque somos muchos los jóvenes que estamos trabajando en pastoral.
¿Dónde podemos encontrar las conclusiones o la huella de vuestra experiencia en la Escuela de Pastoral?
I- Toda la información está volcada en la página web www.escueladepastoral.org
M- También en Facebook y Twitter hay muchas imágenes y frases, y estamos manteniendo de alguna forma la conversación, para animar a más jóvenes a que se apunten al encuentro del año que viene.
Otros titulares:
-Creemos que hay que estremecerse, tenemos que evitar volvernos fríos
-Aunque el mundo sea duro no podemos hacernos callo. Tenemos que seguir conmoviéndonos con lo que sucede.-No hacemos pastoral para jóvenes, sino con ellos. Contando con ellos.