Manuel María Bru: “Osoro encarna un nuevo estilo de pastorear y que ya es especialista en 'osorear' una diócesis”
(José Manuel Vidal).- «Es una buena persona, que pertenece a todos«. Así definió ayer el cardenal Carlos Amigo al nuevo arzobispo de Madrid, en la presentación del libro ‘Carlos Osoro, el peregrino‘ (La Esfera) de nuestro redactor-jefe Jesús Bastante. A su lado, el Padre Ángel, le calificaba de «cura normal, que quiere una Iglesia accidentada, pero viva».
El salón de actos de la parroquia de San Jerónimo el Real, a rebosar. En la mesa de presentación, junto al autor, Manuel María Bru, José Manuel Vidal, y los ya citados cardenal Amigo y Padre Ángel. Entre los asistentes, el ex presidente del Congreso, José Bono y el obispo anglicano de Madrid, Carlos López, el secretario de Manos Unidas, Rafael Serrano, el secretario de la comisión de medios, Josexto Vera, y el de la comisión de apostolado seglar, Antonio Cartagena, o el ex secretario general de Escuelas Católicas, Manuel de Castro.
Tras la apertura del acto, que hizo el que suscribe, intervino el cura-periodista Manuel Maria Bru, que definió a Osoro como «un obispo con mucha afinidad con Francisco, que encarna un nuevo estilo de pastorear y que ya es especialista en ‘osorear’ una diócesis».
A su juicio, le toca ahora ‘osorear’ Madrid, una diócesis con «luces, pero también con sombras y con habitaciones que airear y con muchas heridas abiertas». Y, para eso, el nuevo arzobispo tiene dos armas: «Ser obispo de todos» y poner en práctica «la cultura del encuentro» y «la pluralidad en la unidad».
Intervino a continuación el Padre Ángel, amigo del autor y prologuista del libro. El fundador de Mensajeros de la Paz contó que Osoro es «como el cura de mi pueblo, un hombre normal que sabe estar, un hombre de Dios y un devoto de la Santina y, ahora, seguro que también de La Almudena».
También contó que a su migo, Don Carlos, siempre le pregunta por los enfermos y por Don Gabino, el arzobispo emérito de Oviedo. Y es que tanto el Padre Ángel como Carlos Osoro comparten la preocupación por los obispos mayores que, «una vez que se jubilan, quedan aparcados». Y el fundador de Mensajeros lleva años pensando la forma de poner en marcha un proyecto para ayudar a los obispos eméritos, que cada vez hay más. En su turno de palabra, el cardenal Amigo le daba la razón al Padre Ángel: «A los obispos jubilados se les arrincona, pero algunos no nos dejamos».
Antes del cardenal, intervino el autor. Emocionado, Jesús Bastante, leyó unas palabras de Carlos Osoro, disculpándose por no poder estar en la presentación y recordando de una manera especial al propio Jesús, a su familia, a todos sus amigos y a los presentadores de la obra.
Bastante glosó el perfil humano y sacerdotal de su biografiado. Contó retazos de su vida y desveló alguna de sus aficiones. Por ejemplo, la de músico. Osoro no sólo toca el piano, sino que compone música. De hecho es autor de melodías que aún se siguen cantando en las iglesias españolas. Dos de las más famosas son «Yo no soy nada» y «Baja a Dios de las nubes».
Según el autor, ésta canción «tiene detrás toda una revolución». La letra dice así:
«Baja a Dios de las nubes, y llévalo a la fábrica donde trabajas, quita a Dios del retablo y guárdalo muy dentro de tu corazón. Roba a Dios de los templos, donde lo encerraron hace tantos años, y déjalo libre en las plazas y llévalo también al mercado del pueblo, porque Dios no es un Dios muerto, y si pensáis que está muerto, equivocados estáis».
Osoro es, pues, un obispo normal, que «tuvo novia» y quizás por eso conoce la realidad de la vida; sencillo, humilde y que sigue haciendo lo que siempre hizo: el amor y la cercanía como instrumento pastoral. «No es un obispo arribista. No se hizo ‘franciscano’ ahora. Lo fue siempre», explicó Bastante.
El libro, según el autor, está hecho con preguntas «a calzón quitado», donde se aborda no sólo la vida pasada del arzobispo de Madrid, sino también cuestiones de actualidad, como los abusos sexuales del clero. «Hablamos de todo. Incluso de ‘Podemos'».
Como persona, Bastante pinta a Osoro como «un hombre alto, de ojos grandes y vivos, que, a primera vista, parece algo despistado, pero recuerda cada cara, cada nombre y cada anécdota. Le gusta vestir de obispo, gesticula cuando habla, no rehuye el contacto físico y estrecha la mano con fuerza y la acompaña con palmadas en la espalda o un abrazo».
También dijo el autor que a su biografiado «le sigue encantando conducir, da su móvil a todo el mundo, le gusta conversar, hablar y preguntar. Su despacho está siempre abierto, escucha las noticias en el canal 24 horas por la noche y, al igual que Francisco, es serio cuando hay que serlo, y alegre y extrovertido cuando toca».
Bastante definió al obispo Osoro como «un todoterreno, que se llevará bien con todos, incluso con los políticos, sin comprometerse con ninguno, como mandan los cánones del Vaticano II». Un obispo que «intentará abrazar a todos, consciente de que a la Iglesia le irá mejor si se dedica a abrazar al mundo, en lugar de darle baculazos».
Jesús Bastante también contó que Carlos Osoro sólo le puso dos condiciones para hacer el libro: que no quería leerlo antes de publicarse y que no quería saber nada de los beneficios de la obra, si los hubiese. De hecho, Bastante desveló en la presentación que, en caso de que el libro aporte beneficios, entregará parte de ellos a los comedores sociales del padre Ángel.
El broche púrpura de Carlos Amigo
El cardenal Amigo comenzó señalando que el término peregrino le encaja a las mil maravillas a Carlos Osoro, que, a su juicio, luchará, en Madrid, por «una Iglesia libre, sin barreras para el encuentro, una Iglesia viva y una Iglesia valiente por la caridad«. Para el cardenal, la «valentía de la Iglesia es la que encarna, por ejemplo, este cura loco del amor a los demás, que está aquí a mi lado», en referencia al Padre Ángel.
Osoro apostará también, según Amigo, por «una Iglesia joven, una Iglesia actual no por adaptación a las circunstancias, una Iglesia responsable, una Iglesia dialogante y una Iglesia humilde». Y de nuevo volvió a poner de ejemplo la actitud del Padre Ángel, «un maestro y testigo, que denuncia la injusticia pero sin rabia».
Y monseñor Amigo terminó su intervención deseando a Carlos Osoro que, «como él mismo dice, Dios le ayude a hacer suyos los sueños de Dios».
Tras la intervención del cardenal Amigo, tuvo lugar un animado debate, en el que se abordaron varios temas. Primero, el ecumenismo, por la presencia de monseñor Carlos López, el obispo anglicano, que se mostró esperanzado en que «el camino del ecumenismo despegue con Don Carlos Osoro, en Madrid«. Y citó, como signo esperanzador, el que el nuevo arzobispo de Madrid invitase a su toma de posesión en la catedral a los líderes de todas las confesiones religiosas.
El ex presidente del Congreso, José Bono, planteó el tema de la mujer en la jerarquía de la Iglesia y señaló que «no se me alcanza ninguna razón fundada para prohibirle el acceso de la mujer al altar» y precisó que, a su juicio, «la Iglesia se empequeñece con esa política».
El cardenal Amigo contestó que la mujer no está marginada en la Iglesia, porque «hace en ella una labor increíble» y señaló que el Hijo de Dios nació de una mujer y que «no por eso, los varones vamos a hacer un escrache en el cielo».
El acto concluyó con una sonora ovación al autor del libro, Jesús Bastante, que pasó un buen rato firmando ejemplares.