Son más de 10.000 las personas afectadas por el virus, cerca de 5.000 las personas fallecidas y alrededor de 4.000 niños y niñas huérfanos
(Jesús Bastante).- «No estoy infectado, estoy afectado de ébola«, fue la única broma que se permitió Jorge Crisafulli, misionero salesiano argentino, y uno de los responsables del trabajo que la congregación está llevando a cabo en los países de África más afectados por esta terrible enfermedad. Crisafulli ofreció este mediodía su testimonio en Madrid, con motivo de la presentación de la campaña «SOS: Hijos del ébola«, lanzada por la Procura Salesiana para ayudar a los 3.600 niños que han perdido a su familia por esta enfermedad en Liberia, Sierra Leona, Ghana o Nigeria.
Una zona que, hoy por hoy, está dejada de la mano de Dios, y que cuando se apaguen los focos de la enfermedad en el Primer Mundo, seguirá siendo un hogar de muerte, sufrimiento, hambre y desesperanza. «Es imposible entrar en estos países que están completamente aislados«, indicó el salesiano, quien denunció que «la situación en Sierra Leona y Liberia es crítica. Sin querer ser profeta de malas noticias, la sensación es que estamos perdiendo la batalla del ébola«.
«Son más de 10.000 las personas afectadas por el virus, cerca de 5.000 las personas fallecidas y alrededor de 4.000 niños y niñas huérfanos», explicó. «Es la lepra del siglo XXI. Estamos en noviembre, y ya se habla de un año para terminar con la epidemia. ¿Qué encontraremos entonces? ¿Cuántos niños y niñas se han quedado solos?». O que se salvan y son acusados de brujería.
«Somos gente de esperanza y sabemos que tenemos que hacer algo, y que vamos a hacer algo, porque Dios no se ha olvidado de África. Dios está en Liberia, en Sierra Leona, sufriendo con la gente«. De esta certeza surge la campaña «SOS: Hijos del ébola«, que apoya las acciones que los misioneros salesianos -y sus ONG Misiones Salesianas y Jóvenes y Desarrollo- llevan a cabo en la lucha contra la epidemia Especialmente en el caso de los niños y niñas que se han quedado huérfanos por el ébola o que han superado la enfermedad, pero son rechazados por sus familias.
«Las previsiones se ha superado con creces. Nos dijeron que para finales de año serían alrededor de 200. Hoy hay más de 500 menores huérfanos de ambos padres y hay más de 1.500 niños y niñas en cuarentena sólo en Sierra Leona». 3.600 niños en toda la región. En Sierra Leona, hay ochenta contagios diarios.
Frente a ello, los salesianos han abierto un centro -el religioso no se atrevió a decir dónde, por temor a las represalias, el miedo es libro, y doloroso- para acoger a menores, de dos a 17 años, sospechosos de haber contraído la enfermedad. «En el centro tenemos ahora 40 menores en cuarentena, pero tenemos posibilidades hasta 120″, explicó.
«En las últimas dos semanas, a nuestra línea ya nos empiezan a llamar niños diciendo que están solos y sin saber qué hacer. Nosotros no recibimos niños con ébola, porque sería peligrosísimo para el resto de niños», explicó. Cinco misioneros salesianos trabajan directamente con ellos.
«Algunas familias están condenadas a muerte», explicó el salesiano, quien incidió en la urgencia de una ayuda de urgencia inmediata. «Las grandes potencias han hecho promesas de dinero. Pero, ¿cómo saber que está llegando? Y si llega a los gobiernos, ¿cómo probar que llega a las personas necesitadas?». La ayuda de los salesianos, concretada de momento en más de cien mil euros, «llega en forma de comida, material sanitario (en Sierra Leona, para hacer un análisis de sangre, se necesitan cinco días, es demasiado tarde) y ayuda a los niños huérfanos».
«He estado con el Papa Francisco, y le he dicho que nos vamos a quedar con la gente hasta el final, y vamos a vivir con ellos, y saldremos de este pozo todos juntos. Y el Papa me dio las gracias por esto, y nos ha enviado su bendición. Reza por los salesianos, por los niños que están allí, y que superemos el miedo y salgamos fuera«, concluyó.
Por su parte, Ana Muñoz, de Misiones Salesianas, explicó que «la emergencia sanitaria es ya una emergencia humanitaria», y resaltó la importancia de no olvidarse de que sigue existiendo ébola. Esta es una de las razones de ser de la campaña. «Nos preocupa el día después, porque no queremos hablar de una generación perdida. Queremos construir el futuro de miles de niños y niñas».