(Rufo González).- Dos hechos recientes sobre «sacerdotes casados» están siendo signos del Espíritu: la carta de un sacerdote catalán a su parroquia y amigos, y la presentación de un libro homenaje a un benemérito sacerdote casado, de Ávila, fallecido hace diez años.
El primer hecho está protagonizado por Joaquín Cervera, párroco de Santa María del Gornal, de Hospitalet de Llobregat (Barcelona). Esta parroquia nos es conocida a los lectores de «Pastoral Misionera», después «Frontera», por los relatos de Casimiro Martí, su párroco durante muchos años. Le conocí como consiliario de la JOC, en algunos encuentros nacionales, por los años sesenta. Me lo presentó Felipe Fernández, entonces director de Pastoral Misionera, y luego obispo de Ávila y Tenerife, ya fallecido. Años de feliz memoria pastoral y entusiasmo conciliar.
Para leer el artículo completo, pinche aquí