Hay más, siempre hay más en Dios. Lo que se sabe, lo que se siente y se dice de Él, apenas es nada
(Gema Juan).- A Teresa de Jesús le preocupaban los excesos de cordura. Y eso, a pesar de que apreciaba la sensatez y el buen entendimiento, hasta el punto de pensar que si la persona tiene esas cualidades, aunque no «aproveche para mucho espíritu, aprovechará para buen consejo y para hartas cosas, sin cansar a nadie».
Teniendo en cuenta esto, resulta mucho más valiosa su apasionada personalidad. Y tal vez sea por cómo se conjugaban en ella la sensatez y la pasión, por lo que contagiaba a los demás, con tanta fuerza, el amor que ardía en su interior.
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