Don Celso va a encontrar un pueblo sencillo y llano que sabe abrirse al que llega para ofrecerle su casa y su vida como lugar propio si quiere quedarse
(José Moreno).- Bienvenido, Don Celso. Ahora, en estos días -el próximo sábado, 15 de Noviembre-, nos toca recibir en la diócesis al arzobispo Celso Morga, que viene a nosotros enviado como pastor que durante un tiempo realizará labores compartidas con el actual arzobispo Santiago García y después, Dios mediante, tras la jubilación de éste será el arzobispo propio y titular de nuestra diócesis de Mérida-Badajoz.
El acto de recepción será solemne como requiere la ocasión y seguro que cuidando la sencillez a la que está llamada la Iglesia por el Evangelio. Le acompañarán muchos pastores de la Iglesia española y compañeros suyos de Roma con los que ha compartido bastantes años de labor apostólica desde la congregación para el clero.
Habrá autoridades eclesiásticas y civiles. Pero el acto lo será de la comunidad diocesana, de la iglesia que camina en Mérida-Badajoz, de una iglesia pobre que camina en tierra pobre, que se enraíza con firmeza en su fe y hace de ella categoría de riqueza en lo que supone el sentido de la vida y de la esperanza. Una tierra con una gente que sabe acoger desde el corazón y se ofrece para el encuentro en el deseo de lo mejor.
Don Celso va a encontrar un pueblo sencillo y llano que sabe abrirse al que llega para ofrecerle su casa y su vida como lugar propio si quiere quedarse. Seguro que si usted viene a ellos con la llaneza de su propia tierra, la Rioja -lo cual no dudamos tanto por el testimonio de los que le conocen, como por las palabras que ya hemos conocido de usted mismo-, el maridaje será perfecto y no deseará divorciarse de esta diócesis con la que se le ha unido en compromiso de alianza y de servicio. Ellos esperan que sea así y tienen deseo de encontrarse con este nuevo pastor.
El laicado está a punto para la siembra en la novedad de nuevos surcos abiertos, nos llegan los aires de esa Iglesia que se quiere «en salida» y no hacemos nada más que preguntarnos por dónde y cómo salir, será una aventura en la que podrá tomar parte y lanzarlos a la alegría del Evangelio que necesita transportar justicia y esperanza al pueblo del que formamos parte y en el que se va a bautizar su ministerio pastoral directo. Son muchos y variados los procesos, movimientos, grupos que se iluminan bajo la luz del evangelio y que intentan ser actuales y auténticos. Seguro que todos ellos desearán conectar y contarle, como conversación de peregrinos, todos los asuntos que les traen preocupados de la vida y su camino.
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