Josep Miquel Bausset

Carta abierta a la Eurodiputada Marina Albiol

El Papa alzará su voz por la justicia, la libertad y los pobres

Carta abierta a la Eurodiputada Marina Albiol
Josep Miquel Bausset

Si el Dalai Lama visitó hace unos años el Parlamento Europeo sin ninguna protesta, ¿porque no pasa lo mismo con el papa Francisco?

(Josep M. Bausset, monje de Montserrat).- Querida amiga: no tengo el gusto de conocerla, aunque, como valenciano como usted, he seguido por los medios de comunicación su actividad política como diputada en las Corts Valencianes. He de decir que me he sentido identificado en muchas de sus intervenciones, sobre todo en les que hacían referencia a la lengua y a la cultura del País Valenciano.

Por eso, y porque creo que es una persona dialogante y respetuosa con las ideas de los demás, me ha sorprendido que, con los otros europarlamentarios de Izquierda Plural, usted haya decidido ausentarse del Parlamento Europeo con motivo de la visita del papa Francisco el próximo día 25.

Me sabe mal y me duele que una persona que trabaja por el dialogo y por tender puentes entre partes enfrentadas, una persona que está a favor de la justicia y de la libertad como es usted, se excluya de un debate que, seguro, será rico en ideas. Un debate que será (como nos tiene acostumbrados el papa) a favor de la justicia social y de la paz, y de denuncia de los opresores, de la corrupción y de aquella economía que mata.

Ustedes han dicho (cosa que respeto aunque no la comparta) que la presencia del papa en el Parlamento Europeo es «un claro ataque a la necesaria separación entre religión e instituciones públicas» y «una ofensa a la laicidad de millones de ciudadanos».

Usted es muy joven, pero seguro que sabe que CCOO se fundaron en muchos locales de parroquias. Y que muchos sacerdotes, durante la dictadura franquista, acogieron reuniones clandestinas. Incluso algunos fueron encerrados en la cárcel «concordatoria» de Zamora, por las homilías a favor de la libertad y de la democracia.

Montserrat acogió el encierro de intelectuales para protestar por el Proceso de Burgos, y nuestro monasterio tuvo un papel decisivo (con las declaraciones del Abad Escarré a Le Monde) en defensa de la nuestra lengua y de nuestra cultura y a favor de la libertad política y sindical. Y es por esto que durante la Transición vino a Montserrat la Sra. Dolores Ibárruri (que obsequió al Abad Cassià con un icono ruso) para agradecer el compromiso de nuestro monasterio con la libertad y la democracia.

Es verdad que los cristianos hemos cometido muchos errores, aunque mayoritariamente hemos estado a favor de los Derechos Humanos y en la defensa de los más pobres. ¿Recuerda al sacerdote valenciano Antoni Llidó, muerto por la dictadura de Pinochet por su compromiso por la justicia? ¿O las denuncias de los obispos Romero, Figaredo, Proaño, Pinya, Hélder Câmara, Angelelli, Agrelo o Casaldàliga? ¿O el mismo cardenal Tarancon amenazado por la extrema derecha?
Hace solo unos días, y ante el Presidente Evo Morales, en el Encuentro de los Movimientos Populares, el papa Francisco exigía, trabajo, casa y tierra, para aquellos que no tienen nada y pedía también una reforma agraria «como una obligación moral», a la vez que denunciaba la especulación financiera o la tala indiscriminad de los bosques.

Todos estos casos (y muchos otros) en los cuales ha participado la Iglesia ¿han sido un «ataque a la separación entre religión y política»? La acción de los cristianos que trabajamos desde tantos ámbitos a favor de la justicia y en contra de la pobreza, de la discriminación y de la tortura y la visita del papa al Parlamento ¿son «una ofensa a la laicidad»? La lucha de los cristianos contra la tortura des del ACAT o bien el compromiso a favor de la justicia, ¿son también una ofensa contra la laicidad?

Es evidente que la visita del papa al Parlamento Europeo es una oportunidad para reconocer su trabajo a favor de la paz y de la justicia. La intención del papa no es atentar contra nadie ni tampoco ofender a nadie, sino participar en un foro internacional para escuchar y para exponer sus ideas, como hacía recientemente en el Encuentro de los Movimientos Populares. Un papa además que se ha definido de una manera clara: «Nunca he sido de derechas».

Por otra parte, si el Dalai Lama visitó hace unos años el Parlamento Europeo sin ninguna protesta, ¿porque no pasa lo mismo con el papa Francisco?

Acepte, Sra. Marina Albiol, estas reflexiones mías, que salen desde el sentimiento agradecido por la labor de la Iglesia a favor de los pobres y de los que no cuentan para nadie, como es el caso del obispo Santiago Agrelo, que se «permitió» decir: «Dios es de izquierdas», ante el escándalo de muchos «bienpensantes».

Y es que el Dios de Jesús no es el Dios de los opresores, sino el Dios de los oprimidos. No es el Dios del dinero sino el Dios de los pobres. No es el Dios de la corrupción sino el Dios de la justicia. No es el Dios de la esclavitud sino el Dios de la libertad. No es el Dios del conformismo sino el Dios de la liberación. Por todo eso, por la justicia, por la liberad y a favor de los pobres y de los oprimidos alzará su voz el papa en el Parlamento Europeo el próximo día 25. Y de verdad, me entristece que usted no pueda escuchar una voz libre como la del papa.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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