La incógnita sigue siendo el destino de Juan Antonio Martínez Camino
(Jesús Bastante).- Como anunciaba el pasado día 2 de novimebre Religión Digital, hoy, a las 12, se anunciará en Madrid y en Segovia el nombramiento de César Franco como obispo titular de la diócesis de Segovia. Con su salida, el nuevo arzobispo de Madrid, comienza a marcar agenda y a tomar decisiones con rapidez y diligencia. Un gesto claro de gobierno, apoyado por Roma.
Nada más tomar posesión de la diócesis madrileña, Carlos Osoro confirmó «donec aliter provideatur» (hasta que se disponga otra cosa) a toda la Curia diocesana. Incluyendo en ella, como no podía ser de otro modo, a los tres obispos auxiliares del cardenal Rouco Varela: Fidel Herráez, César Franco, y Juan Antonio Martínez Camino. Su salida, según ha podido saber RD, se hará efectiva en los próximos meses, y de forma escalonada.
Osoro está conociendo su nueva diócesis, y para ello ha pedido la máxima colaboración de todos los responsables diocesanos. Por el momento, y salvo alguna excepción -Juan Pedro Ortuño ya informó que abandonaría su puesto como delegado de Medios-, todos ellos han mostrado su intención de apoyar al nuevo arzobispo.
Con todo, Carlos Osoro quiere formar su propio equipo. Con nuevos nombres, y estilos: habrá más presencia de la vida religiosa en la diócesis, y también representantes de los diferentes estilos. Ser «obispo de todos» no será un slogan en el caso del nuevo arzobispo de Madrid.
Uno de los temas más sensibles en este proyecto está en los obispos auxiliares, hombres de la máxima confianza de Rouco Varela y que en la nueva etapa deberían salir a otros destinos. Una de las primeras cosas que hizo Osoro al ser nombrado arzobispo de Madrid fue visitar al obispo emérito Alberto Iniesta a Albacete, y después, mantener una larga conversación con Fidel Herráez.
Herráez, quien fuera mano derecha de Rouco y el candidato elegido por el cardenal para sucederle, ha sido en la última década el «obispo de Madrid». Fue él quien gobernó la calle Bailén, y quien se encargó de organizar los proyectos con vicarías y gestionar problemas -el más sonado, el de la parroquia de San Carlos Borromeo-. A sus 70 años, Fidel Herráez merece una diócesis en la que desarrollar, como titular, sus capacidades.
El pacto alcanzado entre Osoro y Herráez, con la aquiescencia de Roma, incluye que el auxiliar acompañe al nuevo arzobispo de Madrid en sus primeros meses -se habla de casi un año-, para después obtener el premio de un arzobispado. En la Ciudad Eterna se da por hecho que Fidel sustituirá, a partir de julio del año que viene, a Francisco Gil Hellín en la diócesis de Burgos.
Por su parte, César Franco acaba de ser nombrado obispo de Segovia, en sustitución de Ángel Rubio, quien el pasado 18 de abril rebasó la edad canónica de jubilación. La sede castellana había sonado con fuerza como destino de Juan Antonio Martínez Camino, pero esta opción se desinfló cuando los planes de sucesión de Rouco Varela se torcieron.
Precisamente, el futuro de Camino es uno de los que más preocupan a Carlos Osoro. El prelado, que durante su época como portavoz episcopal se granjeó la enemistad de buena parte del Episcopado español, en los últimos meses llegó incluso a perder la confianza del propio Rouco. La prueba fue que Camino no apareció en la despedida del cardenal, el pasado 18 de octubre, en La Almudena.
Desde hace semanas, el auxiliar cuenta -con la recomendación expresa de Roma, y el aval de Osoro- con la denominación oficiosa de «obispo vago» -la terminología no existe-. Esto es: no tiene ninguna obligación pastoral en la diócesis. Fuentes diocesanas han informado a esta web que Camino se dedicará a viajar por diversos países de Latinoamérica -ya ha estado en Cuba- a dar ejercicios espirituales y conferencias, «en espera de destino».
Algo parecido ha ocurrido con Rouco Varela, quien hasta que culmine su marcha del Palacio Arzobispal se ha decidido vaya a vivir a Roma: en el próximo mes y medio, el cardenal residirá en el Colegio Español de Montserrat.
Mientras tanto, Osoro se hace con las riendas de la diócesis de Madrid, y se reúne con diversas personalidades. El objetivo no es otro que poder plantear, en 2015, una petición al Papa Francisco. Se habla de al menos dos obispos auxiliares, que podrían salir del clero madrileño (tanto de su diócesis como de las sufragáneas, especialmente Getafe), aunque no se descarta que el nuevo arzobispo pueda rescatar a alguno de sus hombres de confianza: dos de ellos viven en Valencia y Compostela.