Está por otra parte la pederastia organizada en forma de “trata de niños y niñas”, desde el llamado “turismo sexual” (para conseguir por dinero el “trato” con menores, hasta la prostitución infantil y el utilizamiento organizado de niños y niños
(Xabier Pikaza).- Desde hace algunos años vuelve regularmente a de prensa (y por desgracia a la vida), el tema de la pederastia, especialmente en su vertiente clerical, aunque son infinitamente más los casos ocultos que los desvelados.
En este momento está en primera plana el asunto de una presunta «mafia» de pederastas curas de Granada (España), sacudiendo la conciencia clara o «farisea» de millones de personas. Es bueno que así sea, si sirve para orientar a la Iglesia y para «curar» (de formas distintas) no sólo a las víctimas, sino a los posibles pederastas.
El tema en general es muy complejo y no tengo gran autoridad para abordarlo, pues no soy médico, educador, psicólogo o juez…. Pero lo he vivido de cerca, desde hace mucho tiempo, he conocido muchos casos, y eso me permite opinar con libertad, desde una perspectiva cristiana (humana).
El problema nos sitúa en la raíces de la conflictividad afectiva de hombres y mujeres, mayores y niños, y nadie tiene las claves para resolverlo, aunque muchos piensan que, al fin, en esta sociedad, es insoluble. No se puede solucionar, pues forma parte de la trama de la vida… pero puede encauzarse quizá un poco mejor, y así pienso hacerlo en las reflexiones que siguen, abriendo caminos de cambio para la sociedad (y de un modo más concreto) para la misma Iglesia, en línea de humanidad, que es la línea de la Iglesia, para bien de los niños y de todos los hombres y mujeres.
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