El problema no es dar la comunión (recibir en comunión) a divorciados y re-casados, sino abrir espacios de comunión solidaria entre todos, sin jueces y juzgados, sino en amor común, desde el evangelio, en verdad clara, esto es, en Verdad de Navidad
(Xabier Pikaza).- Sigue el proyecto del Papa sobre el Sínodo de las Familias, abierto para su segunda fase, el próximo 2015, cuando indica la nueva encuesta enviada a todas las familias. Y dentro de ese proyecto sigue siendo clave el caso de la comunión de los divorciados.
Se trata de un tema urgente, pero a mi juicio no ha sido ni está siendo bien planteado, de manera que estamos casi condenados a una división entre dos iglesias:
(a) por una parte lo que dice la Jerarquía Oficial del Vaticano (y de ciertos obispos), que siguen poniendo el «derecho» por encima del Evangelio;
(b) y por otra lo que hacen los cristianos de a pie, que van a su aire, como pasa ya en el tema del uso de los preservativos (y anticonceptivos).
Una cosa es la verdad oficial (en línea más jurídica)y otra cosa es lo que hace el grueso de los fieles, con el visto bueno de sus párrocos (desde un punto de vista muchas veces más evangélico).
Ciertamente, algunos cardenales y obispos de iglesia (como la alemana) quieren que se pueda dar la comunión a los divorciados y vueltos a casar (al menos en ciertas situaciones), y así lo dicen. Otros se oponen oponerse, apelando a un evangelio y a un tipo de tradición… y una ley oficial.
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