Nadie quiere saber de estos chicos, como decíamos antes, algunos les acusan de causantes de la tragedia; otros simplemente se han quedado sin nada porque se han quedado sin nadie
(Jesús Bastante).- El museo de Misiones Salesianas acogió esta entrevista con Manuel de Castro, presidente de la Fundación Jóvenes y Desarrollo, ONG vinculada a los salesianos y cuyo objetivo, como señala De Castro, «es la lucha contra la pobreza a través de la educación y específicamente más a través de la Formación Profesional».
«Estamos centrados en tres ámbitos que son: cooperación y desarrollo, la educación para el desarrollo (en los centros educativos de España) y finalmente el voluntariado internacional, que es nuestra especialidad, añade el religioso, quien durante años ejerció como secretario general de Escuelas Católicas.
¿Dónde trabajáis?
Estamos trabajando fundamentalmente en África, pero también trabajamos en Sudamérica, Centroamérica, en la parte de Haití, de la República Dominicana… En África los países más destacados en los que trabajamos son sobre todo la parte noroeste, con Benín, Togo, Mozambique; también en la República del Congo, en Senegal.
Digamos que con los más pobres entre los pobres y donde los chicos, que es donde más centráis vuestro trabajo, tienen menos oportunidades.
Efectivamente: nuestro trabajo se dirige fundamentalmente hacia lo que se viene llamando chicos de la calle, que son chavales abandonados, huérfanos, etc..., que viven en la calle por diversas circunstancias. Estos países no tienen un Estado o un departamento de asuntos sociales que se puedan ocupar de ellos, luego nosotros intentamos recogerlos e intentar reintegrarlos en la familia, si podemos, y si no, los mantenemos en centros educativos hasta que tienen una mayoría de edad y un oficio aprendido con el cual poder desenvolverse ellos solos en la sociedad y en la vida que les ha tocado vivir.
Muchos de estos niños han sufrido abandonos, malnutrición y falta de oportunidades. Y para colmo, en cierta manera, al ser niños sin hogar, en ocasiones y en algunos países son considerados niños malditos, como en Benín por ejemplo.
Sí, son considerados como objetos de brujería, sobre todo por el concepto que tienen ellos de los espíritus y esa religión que practican. Todo se hace más sintomático con el tema del ébola: a aquellos que por alguna razón acaban sobreviviendo los consideran culpables de las muertes de sus familiares y son repudiados, rechazos y abandonados, una cosa realmente triste y penosa. ¡Qué culpa tendrán los pobres! Pero son considerados niños brujos y acusados de los males que sufre su propia familia.
Hablando del ébola, los salesianos están trabajando en los países donde más está sacudiendo la enfermedad. Hace poco nos hablabais de los proyectos que lleváis a cabo para estos niños que sobreviven y son abandonados, o incluso niños que han tenido que pasar una cuarentena y también tienen complicado el retorno. Estamos hablando de niños que tienen que reestructurar toda su vida por estar tremendamente afectados por esa desgracia.
Sí, estamos alimentando en Sierra Leona una serie de centros educativos, que en principio eran centros normalizados de Formación Profesional, para convertirlos en orfanatos donde puedan vivir todos estos niños que son abandonados y repudiados, con el motivo fundamentalmente de su superación de la enfermedad del ébola frente a su familia, que sí permanece afectada. Es un problema grande, porque nadie quiere saber de estos chicos, como decíamos antes, algunos les acusan de causantes de la tragedia; otros simplemente se han quedado sin nada porque se han quedado sin nadie. El gobierno nos ha pedido este servicio, que no deja de ser comprometido, porque nunca del todo llegas a saber si de los niños que estás admitiendo alguno se integra con la enfermedad… En principio hay un proceso de cuarentena para saber qué le niño no tiene el ébola, y en caso de tenerlo se les integra en un centro médico.
Hablemos de Jóvenes y Desarrollo en el campo de la educación. ¿Hasta qué punto la educación para estos niños más desfavorecidos, no solo de África sino también de Latinoamérica, puede cambiar la vida de esos chicos y de su comunidad?
Muchísimo, porque el mayor problema que tienen estos chicos es que no tienen un oficio. Si terminan aprendiendo uno, ya sea la electricidad, la carpintería, la mecánica, etc…, acaban teniendo el futuro asegurado no solo para ellos mismos, incluso también para su entorno familiar, porque en estos países el entramado empresarial es muy pobre: no existe la globalización empresarial que existe aquí y cualquiera puede crear su pequeño negocio o empresas, las cuales tienen un futuro asegurado. Por tanto, la Formación Profesional es una óptima salida para estos niños. Bien es cierto también que hace falta formar universitarios y catedráticos para que un país de estos se desarrolle, pero en un óptica más cercana a estos niños, lo que hay que pensar es que para ellos la Formación Profesional es la solución.
Antes te has referido a las tres patas del banco de vuestra Fundación y has mencionado el voluntariado. Acabamos de celebrar el Día Mundial del Voluntario en un momento que parece que estamos saliendo de la crisis, o eso nos dicen, pero que se sigue necesitando gente que se comprometa más allá de una donación. ¿Cómo estamos a nivel de voluntarios?
Nosotros podemos decir que con la crisis no hemos sufrido una disminución de voluntarios, ya que tenemos un flujo fijo de 12 o 14 , y en cuanto a gente que opta solamente por la época de verano llegamos a 60. Todos marchan a países bastante lejanos de España y está surgiendo un voluntariado que nosotros denominamos técnico, de mucho interés, que se aplica fundamentalmente a profesores de formación profesional, que son personas cualificadas de empresas que deciden pasar sus vacaciones yendo a uno de estos centros de los que hemos hablado a formar al profesorado, a mejorar la calidad, a instalar máquinas, a preparar instalaciones, etc.. Y la verdad que es un voluntariado muy positivo y que va de la mano del de cualquier persona con ganas de ayudar a los demás.
Dices que el tema voluntarios no se ha reducido, pero lo que sí que se ha reducido a números irrisorios es la ayuda oficial al desarrollo.
Sí, y además es una pena, porque no solamente puede poner en cuestión la estructura propia de la ONG, sino también su capacidad para ayudar. Es comprensible que en tiempos de crisis haya disminuido un poco, pero es que la disminución que se ha producido, sobre todo de fondos públicos, es muy grande: hablamos de una disminución de más del 70%, y de alguna forma la sociedad española se tenía que comprometer a suplir esa carencia que en estos momentos el Estado no quiere o no puede hacer… Y son personas particulares, empresas, las que asumen este compromiso y, de esta manera, tendríamos una cierta seguridad de poder ayudar. Porque es cierto que aquí lo estamos pasando muy mal, pero si hemos visitado estos lugares y comparamos las vidas que llevamos con las de allí, nos daremos cuenta de que no hay comparación posible. Todo esto se traduce en la esperanza de vida, que aquí, en Europa, está cerca de los 80 años y en estos países está sobre los 56 años: no hay comparación, y la crisis no puede ser un motivo suficiente como para no colaborar en este trabajo de ayuda al desarrollo.
Cuéntanos alguna situación que te haya impresionado en una de tus visitas a estos países.
Yo he hecho varias visitas a Haití y una visita a Sudán del sur. Con respecto a Haití, me ha impresionado sobre todo la pobreza que se ve por las calles. Hay mucha pobreza, se nota una falta de medios tremenda, las calles llenas de basura, las carreteras de baches, la gente vendiendo cualquier cosa con un sistema de subsistencia que podemos denominar elemental y, a pesar de que en estos años se ha notado alguna mejora, todavía hay muchísimo que hacer. Y, sobre todo en Haití, lo que más se nota es la diferencia entre unos poquitos que tienen grandes medios económicos y la masa de la población, que vive de manera muy pobre. Sudán del Sur, por su parte, es un país con muchísimos problemas, porque aunque se separó del norte, no ha terminado de solucionar los conflictos de convivencia entre las partes y ha estado a punto de volver a estallar la guerra entre ellos y aquí hay gente que vive todavía como en el siglo V: que viven en cabañas, sin agua, sin luz eléctrica, sin sanidad, sin educación…, es decir, sin lo más elemental. ¡Y estamos en el siglo XXI! Es una gran diferencia, si la comparamos con cualquier país europeo; es una cosa que choca muchísimo y nuestros cooperantes vienen muy consternados con la situación, por eso digo que aquí estamos mal y tal, pero no hay parangón con aquello.
Estamos en pleno bicentenario de la orden salesiana y en pleno proceso en España de reunificación de provincias. ¿Cómo afrontáis esta conmemoración?
Celebramos en 2015 el bicentenario del nacimiento de San Juan Bosco. Realmente lo que tratamos de hacer y celebrar es el carisma de don Bosco, que le dio esa energía y esa fuerza espiritual interior a su obra para llevar adelante una tarea de atención en los jóvenes de aquel momento de la Revolución Industrial, con momentos de tanta penuria y con tanta marginación de estos jóvenes. A lo que nos estamos comprometiendo es a seguir con la obra de don Bosco, con el sistema preventivo, trabajando con este tipo de jóvenes más pobres y desfavorecidos y sobre todo tratando de beber de la espiritualidad que él tuvo y que le dio esa fuerza y esa energía para emprender la idea que emprendió y que hoy se traduce en una presencia salesiana en más de 130 países del mundo y en casi todos ellos atendiendo a la población más necesitada y a los chavales con más problemas.
El Papa Francisco, a pesar de jesuita, parece que tiene muchas cosas salesianas.
La verdad es que nos ha conocido bastante en Argentina y es antiguo alumno de los salesianos. Y el otro aspecto que me preguntabas de reunificación de las provincias…ya están prácticamente reunificadas. Son dos provincias: una que recoge toda la parte norte de España (Castilla-León, Castilla-La Mancha y toda la región del País Vasco incluida Santander etc…) y la otra provincia, pues el resto de España (la zona Mediterránea, Cataluña y toda Andalucía con Canarias). Hemos empezado ya este curso unificados. Todavía no se ha producido demasiada mezcla de personal salesiano en la misma: diríamos que las cosas funcionan más o menos igual, solamente que ahora estamos mucho más unidos. Yo creo que no va a haber ningún problema, ya que ya en el pasado estuvimos unidos así, incluso nos conocemos mutuamente.
Además, en un momento en que, por primera vez en la Historia de la cooperación, un rector mayor español, además, ya era uno de los destinados a ser uno de los responsables de la provincia.
Efectivamente, estaba destinado para ser el propio inicial de la provincia de Cataluña, Mediterráneo y Andalucía. Y al ser nombrado rector mayor de manera inesperada, ha tenido que ser sustituido por otra persona que se llama Cristóbal, también proveniente del terreno de las misiones, que era provincial en Bolivia.
Para terminar, cuéntanos dónde estamos.
Estamos en el Museo Misionero, que se ha ido gestando a través de las cosas que durante muchos años han ido trayendo los misioneros. La verdad es que tenemos bastante material, pero en este momento podemos decir que es un museo bien presentado, de forma que nos están visitando los alumnos de los colegios con mucha frecuencia, sobre todo con profesores de Religión como actividad religiosa. Está perfectamente organizado para ser visitado, para poder explicar el contenido de lo que aquí hay y para trasmitir un mensaje, primero de solidaridad y luego un mensaje misionero y evangelizador a las personas que hacen la visita.