El fanatismo religioso es la expresión más ladina y perversa del fanatismo, intolerancia y falta de respeto hacia los otros que hoy carcome a nuestra sociedad
(Jesús Espeja).- He leído muchas veces el libro de Jonás porque me resulta gratificante. Posiblemente porque se ve cómo en un juego de fuerzas prevalece la misericordia entrañable de Dios hacia todos los seres humanos, sobre la cerrazón del hombre testarudo. En la situación actual cuando los fanatismos e intolerancia en todos los ámbitos brotan como hongos venenosos, es significativa la leyenda de Jonás que para este domingo trae la liturgia.
Nínive era una «ciudad grande sobremanera, de tres días de recorrido». Rica en comercio, sus habitantes nada tenían que ver con la religión judía; eran paganos, y sus ídolos que encubrían la corrupción.
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