¿Somos conscientes de que la rápida evolución de nuestra sociedad exige una constante atención al lenguaje en la comunicación pastoral?
(Juan Masiá sj).- Encarnita, espabiladísima, tiene siete años. Se aburre durante el sermón: «Mamá, ¿por qué cuenta el cura otra vez lo que ha leído antes?» «Hija, para explicarlo y que nos enteremos». «Pues yo ya me enteré cuando lo leyó antes. Pero ahora no se entiende nada, y mucho más largo…»
«Calláte, niño, que se te entiende todo», decía un humorista argentino. Burócratas vaticanos de la vieja guardia, dicen a Francisco: «Calláte, Papa, que se os entiende todo».
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