Sin el tapón de Rouco, tiene el campo libre. Además, sus apatencias de poder ya las tiene colmadas y eso es algo que sus pares valoran mucho
(José M. Vidal).- Ha vuelto cambiado de Roma. Por dentro y por fuera. Ayer estuve en la conferencia del cardenal Antonio Cañizares en el Club Siglo XXI y me pareció que ha vuelto del Vaticano más mayor (como es lógico), pero también más sabio. Apacible y sereno, busca lo esencial y, por lo que dijo y por cómo lo dijo, parece haber encontrado el equilibrio entre los dos palos de la cruz: la espiritualidad y el compromiso, Dios y el hombre, el horizontalismo y el verticalismo.
El Siglo XXI ya no es lo que era. Ha camnbiado de sitio, en el mismo hotel, se ha remozado, pero sigue estando en mano de los sectores más conservadores de la política. Su actual presidente es Eduardo Zaplana que, en la presentación, se deshizo en elogios del cardenal: «Querido dentro y fuera de la jerarquía, una de las grandes figuras del catolicismo español y una de las mejores personas y de las más bondadosas».
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