Los relatos del Génesis no son retransmisiones en directo, ni pura ficción, sino narraciones que sugieren verdades por medio de la ficción
(Juan Masiá, sj).- Acostumbrados a la tele, sabemos que no es lo mismo una retransmisión en directo de una boda de príncipes y un telefilme inspirado en su biografía. Nadie confundirá a los actores con la persona misma de los príncipes. Nadie confundirá las fotos de los mejores momentos del telefilme con las del reportaje en directo del acontecimiento.
Hace más de medio siglo que los estudiosos católicos dejaron de leer el Génesis al pie de la letra, como si fuera una descripción de la Creación y no una manera de decir verdades de fe a través de la ficción mitopoética. Pero todavía se encuentran mentalidades pre-críticas, literalistas y fundamentalistas que citan la Biblia como si fuera un mail enviado desde los cielos con un archivo adjunto de video sobre lo que pasó en la creación del mundo, en la emergencia del diluvio o en la salida del pueblo hebreo de Egipto por el Mar Rojo. Los relatos del Génesis no son retransmisiones en directo, ni pura ficción, sino narraciones que sugieren verdades por medio de la ficción.
Esbocemos un guión de telefilme sobre el Génesis, basado en una relectura teológica de hermenéutica renovada.
Tres frases-clave de las escenas principales son las siguientes:
Gen 1, 27: Hembras y varones los creó Dios (a través de la evolución de las especies).
Gen 2, 18: No conviene que los humanos vivan solos (apóyense mutuamente, cual compañía digna y ayuda idónea: ezer kenegdo, en pareja).
Gen 2, 23: Eres de carne y hueso como yo («tú eres tan carne, cuerpo y persona como yo», se dijeron mutuamente los homo sapiens al abrazarse cara a cara y hacer el amor de frente),
Anotaciones para el guión:
Primera temporada: Del bosque a la llanura, panorama de australopitecos, antecesores del homo sapiens, etc. Se destacan primeros planos de Evas y Adanes bañándose en el río. El eco repite una voz en off: Hembras y varones los creó Dios. Cambio de cámara a la clase de teología del cardenal Kasper; en el power point, el texto: «Hombres y mujeres poseen la misma dignidad. No hay lugar para la discriminación».
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