El cine que procede de los países islámicos nos manda señales significativas para recordarnos quienes son las víctimas
(Peio Sánchez).- Los medios de comunicación occidentales muestran, en despliegues excepcionales, las consecuencias del terrorismo yihadista. Sin embargo, permanece oculto el sufrimiento de los propios creyentes musulmanes en los lugares en que triunfa el fundamentalismo. La película «Timbuktu» es el testimonio de tantos pueblos llamados a la resistencia al ser oprimidos por una interpretación medieval y violenta del Islam que deja como principales víctimas a esos pueblos que siguen creyendo y confiando en su Dios.
El cine que procede de los países islámicos nos manda señales significativas para recordarnos quienes son las víctimas. Timbuktu (2014) de Abderrahmane Sissako tiene enorme interés en este sentido. Premiada por el Jurado Ecuménico del último Festival de Cannes narra, de forma ficcionada, la situación de la ciudad de maliense de Tombuctú que en el año 2012 cayó en manos de yihadistas.
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