Agrelo: "Es éste un pueblo joven, que hace su travesía del desierto, probado por una sed que devora a un tiempo alma y cuerpo de sus gentes"
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(José Luis Pinilla, sj).- Recién llegado a España desde Ceuta y Tánger, un bofetón otra vez de la cruda realidad: los servicios de salvamento había rescatado el miércoles a 38 inmigrantes subsaharianos, cuatro de ellos muertos de dos pateras buscadas desde hace días después de que partieran rumbo a Canarias.
La noticia de nuevo partió mi corazón en dos. El otro lado de mi corazón – como las dos orillas del Mediterráneo – estaba en ese momento inundado de fortaleza ante el último mensaje del papa que animaba a los responsables de Migraciones reunidos en Ceuta a «valorar las localidades fronterizas como lugares de encuentro y de especial dedicación a la acogida, la fraternidad y la Misericordia de Dios», contestando a la carta remitida desde el XXV Encuentro Europeo de Ciudades Migratorias. Y animando a los participantes a seguir trabajando en la «acogida y la fraternidad». Los organizan delegados de ciudades europeas de migraciones. Esta vez el comité responsable y organizador (Barcelona, Milán, Viena y Cádiz) se esmeró en un Encuentro difícilmente superable en calidad y organización.
Fueron acogidos por la Diócesis de Cádiz y Ceuta con su obispo D. Rafael Zornoza, y el Director de Migraciones D. Gabriel Delgado, y su gran equipo. Gabriel una referencia eclesial y social, clara y ejemplar para todos los que trabajamos con los emigrantes. En esta diócesis de fronteras, y cabalgando entre las dos orillas Gabriel se empeña en reconstruir humanamente lo que Hercules «separó» geográficamente.
Porque de eso se trataba en la reunión. De hablar no solo de fronteras sino de puentes. Y no solo fronteras geográficas sino humanas. Las que hieren – o matan -a nuestros hermanos emigrantes. Son las fronteras geográficas con concertinas y son las otras fronteras -legales, psicológicas, familiares, etc.-, con las que los emigrantes se encuentran fuera de su país, así como los estereotipos y clichés sobre algunas culturas, o los nichos laborales que distinguen entre trabajadores extranjeros y autóctonos. Hay brotes de rechazo y racismo en distintos puntos de Europa… Hay otras fronteras en nuestras ciudades y barrios, en los grupos en que nos movemos, en la sociedad, y en la misma Iglesia.
Fronteras que nos dividen y separan. Fronteras que hay que superar y que hacen más difícil y complicado el día a día de cada migrante en su ciudad. Solo promoviendo la cultura del Encuentro a la que el papa continuamente nos anima, seremos capaces de evitar, en el caso que nos ocupa, que el Mar Mediterráneo siga siendo un «gran cementerio de los emigrantes» como advirtió proféticamente ante el Consejo de Europa recientemente.
La reunión era muy cerca de El Tarajal, playa muy significativa, cerca del lugar de reunión donde fallecieron, hace un año, 15 emigrantes al intentar alcanzar la frontera española. Suceso que ahora la Justicia debe aclarar en la verdad. Pero no solo con la «verdad» políticamente correcta. Sino con la verdad bíblica que siempre sabe colocar a los pobres en el centro. Muy cerca de allí hicimos la primera parada. Acompañado de Cristina Manzanedo, de Madrid, Marcelo, de Rumania, Chiara de Milan y Roberta de Torino participantes en las Jornadas. La contemplación del espigón se convirtió en oración, indignación y rebeldía
Mesas redondas, Vigilias, testimonios, encuentros con periodistas, teólogos y juristas, también con emigrantes y gente de ONGs como Pueblos unidos, Acción Social y Cáritas de Barcelona, o Tierra de todos. Gente de primera línea en Ceuta y Tetuán los dos lugares del Encuentro : Nicolas Castellano de la SER, Elena Arce adjunta a la defensora del Pueblo, Santiago Yerga abogado adjunto a la Delegación de Cadiz., el obispo D. José Sanchez, Paula Domigo la acogedora monja Verdruna de Ceuta, Inma Gala – también Verdruna – y Monseñor Agrelo de Tánger , y el obispo de la ciudad portuguesa de Beja, D. António Vitalino, Gemma Pinyol de la Red de Expertos en Migración Laboral e Integración de la OIM, Cristina Manzanedo de Pueblos Unidos o Esteban Velázquez de Migraciones de Nador…
Solo algunas párrafos escuchados la última tarde : «Desde hace años, al pueblo de los pobres que conocíamos asentado en el lugar, se ha unido un pueblo en tránsito, hombres y mujeres que han dejado su mundo, su entorno familiar y cultural, sus raíces, para hacerse huéspedes de la incertidumbre y la precariedad, expertos en sueños rotos. Es éste un pueblo joven, que hace su travesía del desierto, probado por una sed que devora a un tiempo alma y cuerpo de sus gentes. Desde hace años, nuestra Iglesia se siente interpelada por esta dolorosa realidad, por el clamoroso silencio de los pobres, y ha buscado caminos para el encuentro con estos hijos tan queridos y tan necesitados.» (Monseñor Agrelo )
«En la emigración siempre en primer lugar la persona… antes que interés económico, nacional o de bloques; La atención al emigrante y nuestra permanente sensibilidad en su defensa (¡Ay si perdemos la sensibilidad por ellos, ay!) , nos brota del evangelio, y ningún programa político encierra toda la fuerza liberadora del evangelio para ello. ( D. José Sanchez)
«El poder entiende de intereses, de beneficios, de propiedad, y necesita fronteras y vallas que los protejan. El poder no puede negarse a sí mismo. Pero tú, que eres gracia, regalo, don de Dios, estás llamada a ser Iglesia contra ti misma, lejos del poder y cerca de los pobres, como está cerca de ti Jesús de Nazaret, como encuentras preparado cada día para ti el pan de la Eucaristía, como una madre está cerca del hijo de sus entrañas» (Otra vez Monseñor Agrelo )
No quiero robar la dignidad poniendo palabra por las lágrimas testimoniales de los inmigrantes anónimos que con sus testimonios nos partían el corazón. Como el matrimonio africano (ella musulmana y él cristiano) que lucha y lucha por unirse a su bebé – depositado en una patera por accidente ya hace trece meses- y por el que lloran y lloran anhelando sus besos
A este propósito ya he dejado escrito en los medios estos días desde Ceuta en que «no fuimos a ejercer de activistas y de buenistas…, como algunos nos califican, creyendo que nos ofenden o minusvaloran. Sólo hemos seguido los pasos del Papa, que dice que quien toca la realidad de los pobres toca al mismo Cristo. La lectura creyente de esta realidad debe hacerse cargo de ella (dimensión intelectiva), cargarla (dimensión ética) y encargarse de ella (dimensión práctica). O dejarse cargar por ella. Es la Iglesia samaritana. Dejarse cargar por la realidad, dejarse tocar y transformar por ella. Es algo que se nos regala.
Esa gracia en contacto con la realidad sufriente es lo que experimenté en el CETI saturado de Ceuta. Dejándome tocar por las personas. Por cada una. En concreto por Data, que salió hace meses de su Guinea natal, y a través de Níger, Malí, Argelia, el desierto, Marruecos se encontró con… la valla. Estaba herido y sonriente . Porque podría, por fin, ponerse en contacto con su familia.
Si optamos y queremos que se nos regale la Gracia, me recuerdan con palabras parecidas mis amigos de entreParénetesis , tendremos que empezar por ponernos a tiro, en actitud de búsqueda, con humildad, dejándonos hacer. Eso te transforma de una manera tan brutal que sientes todo tu mundo moverse y desmoronarse, para volver a construirse sobre otra base más sólida, la de la vulnerabilidad que te conecta con el dolor del otro. Quizás sea ese el buenismo que les falta a políticos o legisladores, y que la Iglesia trata de activar para que no haya ni leyes ni gentes sin alma. Desalmadas.