La grabación se encuentra, junto con 50 canciones más, en el Doble CD "Las Canciones de la Asamblea", y la partitura en el libro del mismo título
(Juan Antonio Espinosa).- Entonces fue un pequeño pueblo, Israel, el obligado a vivir en tierra extraña. Hoy es un río de hombres, mujeres y niños que, obligados por el hambre, la guerra, las injusticias o la falta de futuro, se ven obligados a abandonar la tierra que les vio nacer o la casa que les cobijaba.
Aquel pueblo plasmó sus sentimientos en el Salmo 136.
Ahora, esta canción sencilla, trata de reflejar las vivencias de estos hombres y mujeres de hoy, condenados al destierro, a la emigración o al deshaucio injusto.
Y ahí los tenemos, atravesando desiertos, «espaldas mojadas», escalando vallas y alambradas asesinas, o viviendo a la intemperie al ser expulsados injustamente de sus hogares.
Y en estas situaciones de exilio, muerte o abandono, nos asalta siempre la misma pregunta: «¿Dónde estás, Dios mío»?.
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