Su cuerpo fue hallado boca abajo en el suelo de un pajar situado junto al patio del recinto en el que residía y al que los autores de su muerte podrían haber entrado con la intención de robar
Cuatro días después, todavía no hay pruebas concluyentes en el caso del homicidio del párroco de la localidad ourensana de Vilanova dos Infantes. La Guardia Civil continúa intentando locallizar evidencias en la casa rectoral en la que residía el sacerdote y en cuyas inmediaciones fue encontrado su cuerpo sin vida el pasado miércoles.
De hecho, la vivienda continúa precintada y vigilada durante veinticuatro horas al día. Todavía ayer alguno de los integrantes del equipo investigador estuvo en su interior, con el objetivo de hallar alguna prueba que pueda ayudar a aclarar lo ocurrido.
Lo único que sí se sabe con certeza por el momento es que la muerte del religioso Adolfo Enríquez Méndez, de 77 años, se debió a uno o varios golpes que recibió en la cabeza. Su cuerpo fue hallado boca abajo en el suelo de un pajar situado junto al patio del recinto en el que residía y al que los autores de su muerte podrían haber entrado con la intención de robar.
Aún no se sabe con certeza cuál fue el botín que se llevaron los asaltantes o cuánto tiempo permanecieron dentro de la casa. De hecho, el cadáver del sacerdote fue localizado después de dos días sin que se tuvieran noticias suyas.
Mientras, el juzgado de Celanova, que lleva el caso, ha decidido mantener el secreto de sumario, por lo que apenas están trascendiendo detalles de la investigación. Desde el suceso, los balcones de la localidad se han llenado de crespones negros y la calle de carteles en los que se reclama justicia. El párroco, conocido por todos como don Adolfo, era una persona muy querida.
Aunque se sospecha que la valiosa talla de la Virxe de O Cristal, que custodiaba en su casa el párroco, podría haber sido robada, por ahora no se ha confirmado oficialmente este extremo. Pese a ello, y dado que no aparece, el arciprestazgo de Celanova ha denunciado su robo y los agentes han comenzado a buscarla en tiendas de antigüedades y objetos de orfebrería. Se trata de una imagen del siglo XVII de 5 centímetros.