Las mujeres serán las primeras en anunciar la inmensa alegría de que el sepulcro de Cristo está vacío: ¡No está aquí, ha resucitado!
(Paulinas).- En este libro, el autor nos ofrece jugosos, profundos y actuales comentarios a las lecturas dominicales del tiempo de Pascua y Pentecostés y a las principales festividades de estos meses.
De estas reflexiones se desprende que todo el año litúrgico gira en torno a la Pascua, porque lo que da veracidad a nuestra fe, lo que da sentido a nuestra vida, lo que nos ofrece auténtica esperanza es que Cristo ha resucitado. Las mujeres serán las primeras en anunciar la inmensa alegría de que el sepulcro de Cristo está vacío: ¡No está aquí, ha resucitado!
Jesús resucitado nos abre la mente para comprender la Escritura y para que le contemplemos vivo al partir y compartir el pan. Si estamos unidos a Él, que es la vid y la vida verdaderas, daremos fruto. El mandamiento del amor es la permanente novedad que nos conduce a nuevas aventuras, que zarandean a la Iglesia para que no tenga miedo y emprenda nuevos proyectos de vida.
La fiesta del Espíritu irrumpe en Pentecostés con aires de Evangelio y sabor a Bienaventuranzas. El Espíritu llega como defensor del pobre y del afligido. Los pobres serán consolados, anuncian los primeros cristianos con su palabra, pero sobre todo con su testimonio y servicio. ¡Ven Espíritu, e inaugura un nuevo tiempo de alegría!
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