Ese Dios no existe, le hemos fabricado nosotros, especialmente los hombres de las religiones. ¿Para qué lo hemos fabricado así?
(Faustino Vilabrille).- Querid@s amig@s colaboradores y cooperantes: es posible que el texto que figura a continuación contenga algunas afirmaciones un tanto sorprendentes. Antes de darlas por no válidas, procuremos pensarlas un poco. No obstante pedimos disculpas a quienes les resulten difíciles de aceptar.
Este documento tendrá una segunda parte titulada EL DIOS EN QUIEN CREO, que seguramente resultará más asimilable.
-No creo en un Dios que quiso el sacrificio y la muerte en cruz de su Hijo.
-No creo en un Dios que quiere que nos flagelemos hasta la sangre.
-No creo en un Dios que creó el infierno.
-No creo en un Dios que castiga.
-No creo en un Dios que necesita penitencias reparadoras.
-No creo en un Dios vengativo y furioso.
-No creo en un Dios que manda enfermedades.
-No creo en un Dios que amenaza.
-No creo en un Dios al que hay que decirle «Señor ten piedad».
-No creo en un Dios al que hay que pedirle perdón.
-No creo en un Dios de truenos y relámpagos, galernas y tempestades.
-No creo en un Dios antojadizo y caprichoso.
Para leer el artículo completo, pincha aquí: