Mensajeros mantiene proyectos de ayuda a menores y familias. Gracias a su trabajo, se mantienen abiertos hospitales, colegios y los niños tienen posibilidad de jugar y olvidar, por un momento, el horror de la guerra
(Jesús Bastante).- Con la emoción de la primera semana santa vivida en la iglesia «24 horas» de San Antón, el padre Ángel García, fundador de Mensajeros de la Paz, viajó a Ammán y Beirut, para celebrar la Pascua con los refugiados que han huido de la masacre del Estado Islámico en Siria e Irak y que en estos días han recibido la visita del enviado papal, el cardenal Filoni.
«Todos estamos con los cristianos perseguidos y mártires, en Irak, en Siria, en Jordania, en Nigeria… y también con los pobres de solemnidad, aquí y en nuestros barrios», apunta en conversación telefónica el religioso, quien junto al padre Carlos -presidente de Mensajeros Jordania y uno de los responsables de la visita de Filoni a Irak- visita los campos de refugiados.
Filoni ha viajado a Erbil, en el Kurdistán, y a Bagdad, donde Mensajeros mantiene proyectos de ayuda a menores y familias. Gracias a su trabajo, se mantienen abiertos hospitales, colegios y los niños tienen posibilidad de jugar y olvidar, por un momento, el horror de la guerra.
La visita del cardenal Filoni, enviado especial del Papa, ha supuesto un rayo de esperanza para los cristianos iraquíes, y para los refugiados en Jordania. «He admirado y quedé edificado por la generosidad de muchos«, subrayó desde Amman Filoni, quien aseguró haber «recibido una auténtica lección de humanidad y de fe, en lugares donde el hombre y sus derechos son pisoteados de modo sistemático».
La primera etapa de su viaje fue la capital jordana, nos cuenta Osservatore Romano, donde las dos parroquias que visitó acogen a refugiados iraquíes, independientemente de la religión que profesan, por el momento son casi veinte familias. «Es hermoso -dice- ver que logran volver a encontrar una dignidad propia y amistad». En la parroquia de María Madre de la Iglesia funciona también una escuela vespertina para los hijos de los refugiados (trecientos niños), se da un curso de inglés y tiene un lugar de encuentro para adultos.