Se aprecian con nitidez los estertores de la agonía de un modelo eclesial que ya no tiene cabida cultural
(Marco Antonio Velásquez, en RyL).- Los escándalos de la Iglesia chilena han tenido repercusión mundial, donde las miradas se dirigen hacia Osorno, hacia la Iglesia de Santiago y hacia la Pontificia Universidad Católica de Chile. De hecho, en amplios sectores de la vida social y eclesial se habla derechamente de la crisis de la Iglesia chilena.
Los hechos que describen tal crisis se pueden resumir en: ausencia de liderazgo de los pastores, incapacidad de diálogo y de escucha, insuficiente respeto a la libertad individual, falta absoluta de transparencia en las decisiones y en la administración económica, dificultades serias para establecer relaciones de comunión y restricciones para acoger la participación laical. Son hechos que advierten de la acentuación de la brecha existente entre pastores y pueblo de Dios, llegando a producirse un peligroso abismo de incomprensión.
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