Pero los creyentes sí pueden ver a Jesús con los ojos de la fe. Los creyentes no ven a Jesús (con los ojos de la carne) y al mismo tiempo le ven (con los ojos de la fe)
(Martín Gelabert, op).- Según el cuarto evangelio, poco antes de morir, Jesús dice a sus discípulos unas extrañas palabras, que ellos en aquel momento no comprendieron: «dentro de poco ya no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver» (Jn 16,17).
Tal como está construida la frase, parece que se trata de dos momentos sucesivos: después de estar un tiempo sin ver a Jesús, llegará un tiempo en el que los discípulos le verán. Pero esto resulta difícil de entender.
Para que esta sucesión de momentos tenga un mínimo de lógica habría que pensar que el momento en que no se le verá será el de su ausencia de la tierra (Jesús se va al cielo y en la tierra ya no se le ve más), y el momento en que se le verá será el día en que los discípulos, tras pasar por la muerte, lleguen al cielo.
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