La realidad se impone y no creo que los que aceptamos los nuevos tiempos, un gran número de fieles, seamos todos tan heterodoxos y equivocados
(Isabel Gómez Acebo).-La noticia que me ha llegado hablaba de reunión secreta para tratar de influir en las decisiones del próximo sínodo pero me parece que, si trascendió tanto a los medios, no sería tan misteriosa. El lugar fue la Universidad Gregoriana de Roma y los partícipes alrededor de unos 50, cifra que incluía obispos, teólogos y periodistas, fueron convocados por el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana el cardenal Reinhard Marx, el suizo Marcus Büchel, y presidente de la francesa, Georges Pontier. Se potenció el diálogo entre las partes «como signo de los tiempos».
Los temas tratados, «revolucionarios» en el mundo eclesial según un corresponsal de La Repubblica, Marco Ansaldo, fueron la necesidad de aceptar las uniones estables entre parejas del mismo sexo (la conferencia se abrió al día siguiente de la votación irlandesa) y un cambio en el enfoque de la sexualidad humana, olvidando la teología del cuerpo de Juan Pablo II para tratar de la teología del amor lo que en principio separa sexo de procreación y se abre a la aceptación de uniones extramaritales o del mismo sexo. Hubo mayoría a la hora de aceptar que los divorciados se pudieran aprovechar de la comunión pues, en caso del rechazo, se podría ver como un castigo.
¿Por qué tanto misterio se le preguntó al cardenal Marx? ¿Por qué en la universidad no fue anunciado? Su respuesta fue que tenía que acudir a Roma de forma privada y le pareció oportuna la convocatoria, aunque a nadie le pareció muy convincente la escusa.
Aunque la lista de los participantes no fue publicada, en la vida todo se sabe y aparecen los nombres de personas interesadas en abrir la Iglesia a los nuevos tiempos. Estaba el obispo suizo de St.Gallen que apoya la ordenación femenina, Pontier, y que es muy abierto a escuchar nuevos planteamientos; el jesuita, Hans Langendörfen, secretario general de la Conferencia episcopal alemana, partidario de que los divorciados y parejas del mismo sexo puedan trabajar en instituciones eclesiásticas; el presidente de la Comunidad de San Egidio, Marco Impagliazzo; el director jefe de un periódico liberal alemán Stimmen der Zeit (Voces de nuestro tiempo); el jesuita Andreas Batlogg; el salesiano Markus Graulich del tribunal de la Rota y un famoso teólogo moralista, el padre Schockenhoff.
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