En cualquier caso, el bueno de Fidel merece una salida digna. Sus compañeros en el episcopado lo saben y harán todo lo posible para que así sea. Quizás salga pronto en dirección a Burgos. Se lo merece
(José Manuel Vidal).-‘ De tan bueno, se pasa’, dicen unos. Otros replican que ‘recoge lo que ha sembrado’. El caso es que no puede decirse que a Fidel Herráez le hayan salido bien las cosas, al menos últimamente.
Después de estar toda su vida al servicio del cardenal Rouco Varela (el fiel Fidel, que le gobernó la diócesis en la sombra y le sirvió de kingmaker en las elecciones de la CEE), no pudo suceder a su ‘amo’ en Madrid y, para más inri, estuvo nombrado un día arzobispo de Zaragoza. Sólo un día. El nombramiento más corto de la Historia del episcopado.
En efecto, al desencadenarse el caso ‘Ureña’ en Zaragoza (todavía sin explicar del todo), el Nuncio, presuroso y tras las consultas preceptivas al dicasterio de Obispos, llamó a Fidel para decirle que estaba nombrado arzobispo de Zaragoza y que, dadas las circunstancias, en muy pocos días se haría público su nombramiento.
Por fin, llegaba el premio anhelado y merecido para el fiel Fidel. Una salida digna, para el hombre que pasó toda su vida a la sombra de Rouco. Pero la alegría dura poco en casa del pobre. Fidel se durmió soñando con la Pilarica y, al levantarse, volvió a recibir otra llamada del Nuncio Fratini: Que nada de lo dicho, que donde dije digo…Y Fidel fue arzobispo de Zaragoza in pectore por un dia.
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