Los hijos también tienen derechos, sobre todo a su presencia, a su amor y a su educación
(Monseñor Arizmendi).- En un municipio de Chihuahua, mientras dicen que jugaban al secuestro, cinco menores asesinaron al niño de seis años Cristopher: dos adolescentes de 15 años, dos niñas de 13 y uno de 12. Había salido de su casa, en una colonia popular, para jugar con uno de sus vecinos, un jueves por la tarde. Llegaron los otros cinco y se pusieron a jugar que simulaban un secuestro.
Le amarraron las manos, le pusieron una bolsa de plástico, lo medio asfixiaron, cayó herido con una navaja por la espalda, le arrojaron piedras, hicieron un agujero, lo enterraron cerca del cauce de un arroyo, taparon con tierra y maleza, pusieron encima un animal muerto, para disimular el mal olor.
Su cadáver fue encontrado hasta el sábado posterior, porque uno de los asesinos declaró lo que habían hecho. Ya están en manos de las autoridades. Estos muchachos acostumbraban reunirse para desmantelar y quemar viviendas abandonadas de la colonia; mataban perros, gatos y gallinas, cortándoles la cabeza, metiéndolos en tinacos de agua, aventándolos a las casas. Aunque esto era reportado a la Policía Municipal, nada se hizo.
Adolescentes y jóvenes, que ni estudian ni trabajan, son alistados por narcotraficantes y los obligan a drogarse, matar, secuestrar, extorsionar, vender droga, quemar camiones y comercios, bloquear carreteras y calles, cometer desmanes.
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