En 'Jilgueros en la cabeza' hay palabras, pero además misterios, que son los que más permiten imaginar
(Lucía López Alonso).- «Ya está temblando Isabel Allende», le dijeron a Carmen Guaita cuando contó que se publicaría su primera novela, Jilgueros en la cabeza. Con los pies en la tierra, sin embargo, Carmen se quita importancia. «He formado parte de un milagro». Porque ella, filósofa que ha dedicado toda su vida a la enseñanza de los más pequeños, pese a haber publicado la biografía de Víctor Ullate y un sin fin de libros sobre educación –Cronos va a mi clase, Memorias de la pizarra, Cartas para encender linternas…-, se siente sobre todo maestra. «La que ha de imaginar qué hay dentro de un niño».
El jueves por la tarde la editorial Khaf (sello dirigido por Juan Pedro Castellano) presentó Jilgueros en la cabeza en la Fundación Diario Madrid. Ante el llenazo en el público -familiares de la autora, periodistas, profesionales de colegios y alumnos-, la actriz María Jiménez de Cala puso voz al personaje que protagoniza la novela, Eulalia. «Le gustaba que los pájaros fueran desobedientes». «La imaginación fue su juguete más querido».
Arropando a Guaita desde la mesa, tomó la palabra también Mari Ángeles López Romero, la directora de la Revista 21RS, en la que Guaita colabora. «El aire no levanta a quien no tiene alas», dijo citando a K. Gibran, para elogiar la belleza de la primera obra de ficción de la escritora. Habló de la experiencia de haber leído Jilgueros en la cabeza, «páginas que te estampas de un tirón» y que albergan lecciones; páginas para lectores dignos de respeto.
El personaje de Eulalia, en muchos detalles trasunto de la propia Guaita, decidió de niña, en medio de una residencia de ancianos, ser periodista, y terminó, con los años, convirtiéndose en la conductora del programa de radio nocturno Jilgueros en la cabeza, que da nombre a la novela. En la sede de la Fundación Diario Madrid, en medio, precisamente, de la calle Larra, Carmen Guaita explicó por qué: «Me he enamorado de vuestra profesión, periodistas».
Colaboradora de la revista Escuela y de RNE y miembro de la comisión de Arbitraje, Quejas y Deontología de la Federación de Asociaciones de la Prensa de España, Guaita admira el periodismo porque lo considera una suerte de coleccionismo de lo que se ha mirado, como dijo Elsa González, la presidenta de la mencionada Federación.
Pero, como en la novela, también hubo hombres en la mesa de presentación. Juan Antonio Corbalán empleó su turno, justamente, en hablar de ellos: «En Jilgueros en la cabeza he encontrado los peores estigmas de lo masculino pero también sus mejores elementos emocionales».
Porque Guaita no se ha limitado a «poner las penas en una historia». Ha puesto muchísimas alegrías. Palabras pero además misterios, que son los que permiten imaginar más. Audacia, pero deslizada hacia la sensibilidad. Poesía y literatura, pero también ópera. Por eso el acto se cerró, tras un vídeo de felicitación de Irene Villa, que no pudo asistir, con el canto en directo de la soprano Eva del Moral y el tenor Ignacio Bas, dirigidos por Javier Blanco.
Carmen tiene voz de locutora, nombre de poema y de jardín, un apellido que parece de ave tropical y una novela hecha de jilgueros. «Qué más se le puede pedir -como dijo Mari Ángeles- a un bloque de tinta y papel».