Sería un gesto de gran valor eclesial y humano el que, de común acuerdo, Ustedes tres decidieran presentar efectivamente su renuncia al Papa
(Antonio Bentué, en RyL).- Presentamos esta Carta del profesor Bentué, que en su origen era privada a los tres obispos interesados, ahora la hace pública para transparentar un problema que sigue dañando gravemente a la Iglesia chilena, apoyándose en otra misiva ya publicada del obispo, don Juan Luis Ysern.
Estimados en el Señor: Tengo una razón especial para dirigirme a Ustedes, por haberlos conocido hace ya bastantes años, cuando en los ochenta los tuve como alumnos en la Facultad de teología, e incluso recuerdo, al menos respecto a Don Juan y Don Tomislav, el tema del curso optativo, impartido en la antigua sala del Seladoc en el Campus Oriente, que versó sobre La Gratuidad propia de la Espiritualidad bíblica! Se trata, pues, de antiguos «alumnos» y amigos, como la que debe siempre haber entre profesores y estudiantes de teología.
Es, pues, fundándome en esa antigua relación y la confianza que ella me suscita, que decidí mandarles esta carta personal, aunque conjunta, simplemente como un miembro más de esta Iglesia, un simple laico sin otra investidura que me dé un mérito particular para ello. Lo que quiero es expresarles mi preocupación por lo acontecido en referencia a los nuevos «coletazos» del caso Karadima, que siguen hiriendo gravemente a nuestra Iglesia y en los cuales Ustedes están, quiéranlo o no, particularmente involucrados de diversa forma, por acción o por omisión, tal como se percibe en forma ineludible, no sólo por los medios de comunicación en general, sino en el día a día de las comunidades cristianas y religiosas, aunque a menudo esté soterrado en rumores, críticas persistentes y desconfianzas.
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