El amor, cuando es verdadero y cuando suscita confianza, trae encuentro
El arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, busca un terreno en la capital de España donde crear una ‘Ciudad de la Esperanza’, un proyecto que impulsó cuando fue arzobispo de Valencia con el objetivo de cubrir las necesidades básicas y ayudar a fraguarse un futuro a personas desarraigadas y en situación de vulnerabilidad.
En una entrevista, Osoro concretó que la iniciativa debe tener «identidad cristiana», porque supone mirar al otro «como imagen de Dios, aunque él no se lo crea». Osoro, que lleva ocho meses al frente de la iglesia madrileña, quiere importar aquel proyecto que encargó en la capital valenciana a un sacerdote. «Mucho me gustaría. Estoy buscando un lugar donde pueda tener lo que allí tenía. Allí me lo dieron muy hecho, y entonces tuve esa oportunidad», agregó.
«Cuando entra uno a la ‘Ciudad de la Esperanza’ no se le hace la ficha de dónde es. Él, si luego quiere, va contando poco a poco, si es que él quiere. Pero nadie se lo pide. Desde el momento que llega allí, tiene comida, tiene un lugar donde dormir, tiene lugares donde asearse, tiene lugares donde trabajar y se le prepara también para unas posibles salidas«, explicó.
Ese lugar, añadió el arzobispo, atendería a las muchas personas que viven en la calle por distintas razones, como las que acaban salir de prisión, y entre las que hay «muchos jóvenes» en situación de vulnerabilidad, según le consta por su experiencia visitando las zonas más deprimidas tanto de Madrid como de Valencia, siguiendo los pasos del papa Francisco de acudir a las «periferias existenciales».
De ahí que Carlos Osoro defienda que esta iniciativa supondría «volver a dar esperanza a un ser humano«, algo que en su opinión «es lo más grande que puede existir», en gente en la que además «nadie cree». «El olvido trae olvido. El odio, exactamente igual, trae odio. Pero el amor, cuando es verdadero y cuando suscita confianza, encuentro», concluyó.
El también vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Carlos Osoro, considera que los niños deben estudiar la asignatura de Religión «por ecología», pues «toda belleza produce algo interno». Y eso, agregó, se provoca «suscitando un caldo de cultivo» que fomente «la creatividad del ser humano».
Así respondió el prelado en una entrevista al ser preguntado sobre por qué los niños tienen que estudiar esta materia en las aulas. «Hay una dimensión que es necesaria para que el ser humano sea más humano», agregó.
«La clase de Religión cristiana, como puede ser de otras religiones que también piden que se les deje enseñar, recrea una dimensión que es sustantiva, de la que dependen también las demás dimensiones, porque es sustentadora de lo más grande que tiene el ser humano. No pedimos nosotros un favor, pedimos un derecho de cualquier padre. Yo me he encontrado con padres que a lo mejor no son practicantes, pero desean que sus hijos sean alimentados y tengan una apertura a esa dimensión religiosa. ¿Es que enseñar que el otro es mi hermano es un mal para la sociedad?», manifestó.
«La sociedad nueva no se hace con gritos, no se hace con odios. La sociedad nueva no se hace con enemistades ni enfrentamientos. La creatividad en el ser humano no se consigue negando al otro que piensa lo que yo no pienso, se consigue suscitando un caldo de cultivo en el que podamos vivir todos», añadió.
El prelado también quiso diferenciar que una cosa es la catequesis que se imparte en las parroquias y otra la asignatura de Religión. «La diferenciación está clara. Los que lo dicen es que no han estado en esa clase. Y lo segundo, que venga Dios y lo vea. Si catequesis es decirte que respetes al otro, ¡bendita catequesis!», concluyó.
(RD/Agencias)