Hago una invitación urgente a un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta
(Felipe Arizmendi).- Yendo en visita pastoral a unas comunidades de la parroquia de La Trinitaria, observé que hay muchos terrenos donde hay sólo piedras y nada se produce. Me dijeron que hace años todo ese espacio estaba lleno de árboles. Los campesinos, para tener con qué comer, los tiraron y empezaron a sembrar maíz y frijol. Al principio, había tierra buena, producida por las hojas de los árboles; pero, con el tiempo, la lluvia se fue llevando esa tierra negra y sólo quedaron piedras. Durante un tiempo, entre piedra y piedra había algo de tierra buena y allí seguían sembrando; pero ni eso quedó. Ahora nada se produce y la gente tiene que emigrar, para buscar otras alternativas de vida. Esto mismo se puede observar en algunas partes entre Comitán y San Cristóbal, y sobre todo en terrenos de Zinacantán, camino hacia Tuxtla. Sólo quedan piedras, donde antes había árboles y vida.
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