No discutimos en absoluto la facultad que corresponde a la Corporación municipal para ordenar el espacio público de la forma que estime más conveniente para el bien común de los ciudadanos
(Jesús Bastante).- El Gobierno socialista de la localidad madrileña de Cenicientos ha decidido retirar un Via Crucis, colocado tres meses antes en la vía pública, al considerar, según apuntó la alcaldesa, Natalia Núñez, «que suponían una barrera arquitectónica como comentaban los vecinos y que era una falta de respeto para aquellos vecinos que no procesan ninguna religión o que profesan la religión musulmana».
Ante esta situación, el Obispado de Getafe -diócesis a la que pertenece Cenicientos- ha publicado un anota en la que pide «no convertir los signos religiosos en objeto de contienda política«, al tiempo que insta a «sumar, y no restar».
La diócesis «comparte el malestar de muchos fieles y ciudadanos de este municipio que han visto cómo unos signos cristianos son retirados del espacio público por el simple hecho de ser cristianos«. Por ello, y pese a que «no discutimos en absoluto» la legitimidad de la corporación municipal para tomar esta medida, «pedimos que se garantice en igualdad de condiciones la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades».
Ésta es la nota de la diócesis
SUMAR, NO RESTAR
La retirada el pasado lunes de varios monolitos que formaban parte de un via crucis en Cenicientos, ordenada por la alcaldesa de este municipio madrileño perteneciente a la Diócesis de Getafe, ha provocado reacciones enfrentadas, ante las cuales este Obispado manifiesta lo siguiente:
1. Compartimos el malestar de muchos fieles y ciudadanos de este municipio que han visto cómo unos signos cristianos son retirados del espacio público por el simple hecho de ser cristianos.
2. No discutimos en absoluto la facultad que corresponde a la Corporación municipal para ordenar el espacio público de la forma que estime más conveniente para el bien común de los ciudadanos, pero pedimos que se garantice en igualdad de condiciones la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades, tal como establece nuestra Constitución (art. 16)
3. Para la buena convivencia de todos, pensamos que es necesario sumar, no restar; custodiar las legítimas manifestaciones públicas de los creyentes de las diferentes confesiones religiosas y no convertir los sentimientos religiosos y sus signos en objeto de contienda política.