En pocos templos los fieles son acogidos en la puerta por el sacerdote o laicos que los saluden y entreguen una hoja con los textos bíblicos
(Agustín Cabré).- Una buena parte de los católicos que acuden a los templos el día domingo son adultos mayores. Pueden recordar, por lo tanto, la sorpresa y el alivio que les significó en su experiencia religiosa, hace 50 años, los cambios que el Concilio Vaticano realizó en la liturgia de los sacramentos y de la misa: se les invitó a pasar de «asistentes» a «participantes» en los ritos y el culto. Se pasó de «oír misa» a «celebrar la misa».
Con el paso del tiempo se ha podido comprobar que esas reformas no fueron tan completas como se esperaba: los católicos siguen asistiendo a misas como a un espectáculo en donde ellos son el público y los actores son otros: el cura, los acólitos, los ministros, los lectores, el coro…todo distribuido en un espacio acomodado como un teatro: un público que mira a cierta distancia la actuación de unos disfrazados que están en el escenario.
De la Eucaristía, la gran acción de gracias a Dios por el don de la vida, mediante la experiencia humana de Jesús de Nazaret, con su vida, pasión, muerte y resurrección…en realidad queda bien poco.
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