Queremos ser más creíbles pero nos pesa la mochila de la historia
(Gabriel María Otalora).- Comienzo este blog con un tema que sigue siendo polémico, o por lo menos incómodo, pero con el mejor ánimo. Quiero recordar la reconciliación pendiente en nuestra Iglesia no para ajustar cuentas, que los que fueron ya no están, sino para sanar una herida que lleva demasiado tiempo infectada. El papel de la iglesia católica en la dictadura fue manifiestamente de adhesión a la dictadura, sin paliativos, incluidas las excomuniones que padecieron los que no se sumaron al pandemónium franquista.
Se ha pedido perdón por la pederastia, cada vez con más convicción y menos a regañadientes; los últimos papas han reconocido públicamente infinidad de desatinos históricos ocurridos en las últimas centurias. La iglesia institución ha entendido que la humildad y el perdón son llaves maestras del comportamiento evangélico junto a la compasión y misericordia que tanto repite el querido papa Francisco frente a nuestra posmodernidad decadente. Sin embargo, la institución eclesial española se mantiene firme en su circunvalación sobre lo que pasó durante tantos años con el golpe de Estado del general Franco. Otra cosa son los desmanes ocurrido en la República, que hasta nuevos santos mártires han sido elevados a los altares.
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