Ramón Baltar

Otra en la pezuña

"Negar la transexualidad es pura crueldad, mayor si se hace en nombre de la religión"

Otra en la pezuña
Ramón Baltar

Deberían de abstenerse de pontificar sobre las materias del sexto los maestrillos cuyos librillos desconocen que la identidad de género no la determinan los órganos sexuales sino el cerebro

(Ramón Baltar).- Mientras el papa Francisco predica una iglesia de brazos abiertos, el obispado de Cádiz rechaza a un joven transexual católico practicante como padrino del bautizo de un sobrino. Y para intentar despejar las acusaciones de discriminación apela a razones «de estilo de vida, criterios o incongruencia con la vida cristiana».

Un pretexto tan leguleyo invita a sospechar que la auténtica causa del rechazo es que el susodicho se sometió a tratamientos para cambiar el sexo, decisión que la moral católica al uso prohíbe con el argumento de que a nadie le es permitido disponer del cuerpo con que Dios tuvo a bien obsequiarlo. La preocupación obsesiva con las prestaciones del interfeminio (vulgo, entrepierna) lleva a las autoridades eclesiásticas a mantener doctrinas extravagantes y a lanzar condenas por pecados inventados.

Para quien tenga el hábito de formar juicio propio sobre asuntos que no necesitan de conocimientos especializados, la calificación ética de la transexualidad está chupada. Si un niño nace con órganos de niña y al crecer se siente varón, o viceversa, estamos ante un error de la naturaleza; y si el afectado no está dispuesto a sufrir sus consecuencias, tiene derecho a tratar de corregirlo recurriendo a los servicios que ofrecen las ciencias de la salud. Negárselo es pura crueldad, mayor si se hace en nombre de la religión.

Una pregunta descubre la incoherencia: si la moral católica considera lícito que una persona nacida con una anomalía física o psíquica se ponga en manos de los galenos, ¿por qué lo condena en el caso de los transexuales? Quizá esta falla sea debida a que los moralistas áulicos andan horros de discernimiento e información, por lo que creen que la transexualidad es otra forma de homosexualidad.

Deberían de abstenerse de pontificar sobre las materias del sexto los maestrillos cuyos librillos desconocen que la identidad de género no la determinan los órganos sexuales sino el cerebro. Ningún católico bien formado sigue ya sus extrañas enseñanzas. Ningún católico bien formado sigue ya sus extrañas enseñanzas.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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