El servicio hecho carne en actitudes, hechos cotidianos... es el generador de hombres nuevos
(José R. Reyes op, La Habana).- La Plaza de la Revolución de La Habana fue de nuevo el escenario en el que la Iglesia Cubana se congregó alrededor de Jesús muerto y Resucitado. El Papa entró en la Plaza a las 8:15 am entre aplausos, alegría, vida, fiesta… tras largas horas de espera. El cansancio de una noche en pié no pudo con la fuerza de la fe del pueblo cubano.
El pueblo creyente cubano que recibió al Pastor Universal con alegría y fiesta, pero sobre todo con un silencio orante y atento a sus palabras. Muchos temas eran posibles de predicar sobre el Evangelio de este domingo; pero el Papa se centró solamente en uno: el servicio. Expresó la misma idea de 5 formas distintas. Quizás la última frase resuma perfectamente todo lo que el Santo Padre quería decir: «Quien no vive para servir, no sirve para vivir»
De nuevo jugó con la sencillez del lenguaje para cincelar en los corazones creyentes la Palabra de Jesús. Una palabra que es «oferta para la vida cotidiana». El servicio no es una empresa utópica, una hazaña martiniana, sino una oferta de vida cotidiana: en el autobús con las embarazadas y las personas mayores, en la cola de la caja, en la escuela, en el trabajo…
Servir es también cuidar la fragilidad y especialmente de los rostros desfigurados de este mundo. Cuidar la fragilidad humana es participar de la obra redentora de Dios que se realiza amando. De esta manera, los creyentes nos convertimos en testigos de la «fuerza imparable» de la Resurrección, que provoca por todas partes gérmenes del hombre nuevo. Jesús es el modelo de la nueva humanidad, del hombre nuevo.
La participación con nuestra vida en la vida de Jesús es la que genera la nueva humanidad. El servicio hecho carne en actitudes, hechos cotidianos… es el generador de hombres nuevos. Y por eso nunca el servicio es ideológico, ya que no se sirve a ideas, sino que se sirve a las personas.
En definitiva, el misterio de la vida se encuentra en esto: «Quien no vive para servir, no sirve para vivir»