Muchos sectores sociales y católicos cuando el Papa se pronuncia: dicen estar de acuerdo con el principio, pero no con todas las consecuencias
(Martin Gelabert op).- La vida hay que defenderla en su totalidad y en todas sus dimensiones. Eso ha dicho el Papa Francisco en su histórico discurso en el Congreso de los Estados Unidos. Un discurso interrumpido frecuentemente por los aplausos de los asistentes. Aunque, precisamente en el momento de los aplausos, quedaba claro que entre los asistentes había división de opiniones.
Cuando el Papa habló de la defensa de la vida humana en todas las etapas de su desarrollo los aplausos fueron cerrados y prácticamente unánimes. Pero cuando el Papa hizo una de las aplicaciones de este principio, a saber la necesidad de abolir la pena de muerte, puesto que cada vida es sagrada y está dotada de una dignidad inalienable, entonces los aplausos no fueron tantos ni tan intensos.
Lo que ocurrió en el Congreso de los Estados Unidos es un reflejo de lo que ocurre en muchos sectores sociales y católicos cuando el Papa se pronuncia: dicen estar de acuerdo con el principio, pero no con todas las consecuencias.
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