Nos invitan a esconder esa mochila y coger las herramientas, con la experiencia de la Felicidad, del crecimiento personal y de la mejora social, como prueba objetiva
Hace 29 años unas cuantas personas decidieron comprometerse con los zagales y zagalas que deambulaban por las calles de su barrio, dentro de ambientes poco favorecidos, nacidos para ser los flecos del Estado de Bienestar.
Crearon un proyecto, la Coordinadora de Barrios de Alcantarilla, que unido a la corriente de Coordinadora de Barrios (Madrid-Entrevías), ha ido creciendo sustentado en los valores que hacen a una organización humana, permanecer y echar raíces en un entorno, creando vínculos con las personas, las familias, los agentes sociales. Esos valores fueron y siguen siendo la participación de todos, un modelo «puzle» donde todas las piezas son igual de importantes y tienen que encajar para ser pleno y válido, exprimir las potencialidades de todas las personas y personicas a las que se acercan, andar sólo el medio camino que te corresponde en una relación de dos, utilizar todos los recursos que hay en el entorno, crear los recursos que sean necesarios, dar al otro la libertad que tiene de elegir si es o no ayudado, acompañar en el proceso de crecimiento de la persona sin dirigir ni obedecer, sino llegando a acuerdos.
Para ello utilizaron y utilizan herramientas que, a pesar de los años, siguen funcionando porque están bien cuidadas:
La Alegría, la Esperanza, la Fe en la Persona, la Voluntad, la Lealtad, la Honestidad, la Honradez, la mirada limpia, la exigencia realista, compartir lo que cada uno tiene, el empeño en cambiar su mundo, la disponibilidad, el posicionamiento incondicional, el Humor, la Sinceridad, la claridad de discurso, la Transparencia, la profesionalidad, la auto exigencia en objetivos y resultados así como en el proceso, la Dignidad como punto de partida y llegada, el Sacrificio y la Lucha.
Este grupico de personas siempre guardaron y guardan un cajón para el dolor, que abren cuando alguien del barrio lo necesita, porque proclaman que el sufrimiento y la alegría no están reñidos.
Josefo se comprometió a plasmar todo esto a través de la belleza de la literatura: la cultura como terapia para una sociedad que fácilmente se duerme con asuntos difíciles, que lleva una pesada mochila de prejuicios, limitaciones, excusas, complejos, envidias…
Él y todos los amigos y amigas que participan en esta obra, nos invitan a esconder esa mochila y coger las herramientas, con la experiencia de la Felicidad, del crecimiento personal y de la mejora social, como prueba objetiva.
Al cabo de los años, se sumaron otras personas que se comprometieron con un proyecto edificado cada año, con lo que cada uno aporta y aprende de los demás. Así conocimos a gente que se compromete con la difusión y venta de este libro, como nuestras amigas de Librillos, Juani y Mari Carmen, que desde su librería y su conciencia, colaboran con la causa de un mundo más justo, permiten engrasar y cuidar las herramientas, creando una retaguardia de ayuda imprescindible para este empeño, solidificando una «jurisprudencia social» que da base y sentido a lo que se hace a kilómetros de distancia y tan sólo a un paso de tu vida.