En la conclusión del acto, Salvador Busquets, director de Cáritas diocesana de Barcelona, agradeció la aportación de 34.175 euros así como la cadena de solidaridad que ha de tramarse para abordar las necesidades más urgentes
(Peio Sánchez).- La comunidad parroquial de Santa María del Mar de Barcelona junto con Cáritas y la Escolanía de Montserrat han organizado un concierto solidario por los refugiados bajo el lema «Como tú y como yo» citando unas palabras de Secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki-moon.
Más de 1.400 personas participaron en el evento con la presencia del obispo auxiliar de Barcelona Mons. Sebastià Taltavull, ya que el cardenal-arzobispo Lluís Martínez Sistach se encontraba en Roma en el Sínodo, y distintas autoridades encabezadas por Artur Mas, presidente en funciones de la Generalitat de Catalunya.
Igualmente estuvieron presentes representantes del Corte Inglés que patrocinaba el acto y autoridades de la Universidad Ramón Llull y Blanquerna que colaboraban en la organización.
El teólogo Salvador Pié-Ninot, como rector de la Basílica introducía el acto: «Al comienzo del drama de los refugiados, el papa Francisco exhortaba a las parroquias a que hiciésemos lo posible para ayudar a los refugiados. En nuestra parroquia pensamos la posibilidad de promover un Concierto solidario en el marco incomparable de la Basílica de Santa María del Mar. Y así, junto con Cáritas Diocesana que será la que recibirá los fondos que entre todos hemos aportado, como de forma destacada con la Escolanía de Montserrat, que aporto su disponibilidad para ofrecer gratuitamente este concierto. Detrás de esta disponibilidad de la Escolanía, reconocida como uno de los coros mundialmente más relevantes, podemos descubrir el cumplimiento de la regla de San Benito que rige el Monasterio de Montserrat y que es tan adecuada para este Concierto solidario, cuando dice: todos los forasteros que se acerquen han de ser acogidos como Cristo, ya que él un día dirá: «era forastero y me acogisteis» (nº 52)».
Mons. Sebastià Taltavull reflexionó sobre el sentido de la acogida para enmarcar el acto. «Reunirnos para hacer algo por los refugiados y los pobres en general, es ya una forma de contemplar el rostro de Jesús en ellos, -un rostro de hijo, un rostro sufriente, un rostro de resucitado y que debe ayudar a resucitar – recordando que se identifica con ellos y nos quiere decir: «era refugiado y me acogisteis» -lo quiero entender así desde el Evangelio-. No tenemos ninguna pretensión de figurar ni de contribuir a que este tema lleve a desconfianza o malestar, sino todo lo contrario: nos debe hacer más hermanos y más amigos porque tocamos lo más nuclear en el Evangelio, que es el amor de misericordia, y que nos debe hacer más solidarios y más sensibles a los problemas de los demás muy por encima de toda diferencia, prejuicio o menosprecio.
«El pobre -dice el Papa- cuando es amado, es apreciado como de alto valor y para él también debe ser nuestra atención espiritual» (cf. EG 199-200). Este es el corazón de nuestra espiritualidad, la espiritualidad cristiana, que ve en el otro no un contrincante, sino alguien a quien acoger, servir, acompañar y amar, alguien que me atañe, alguien que forma parte de mí, alguien a quien no puedo esquivar y alguien de quien no puedo pasar de largo.
Así mismo destacó el obispo auxiliar de Barcelona «El ejercicio de la misericordia quiere ir más allá. Quiere conseguir que quede superada toda discriminación, para ir paliando y dando respuesta positiva y generosa a tantas situaciones dramáticas que parece que no tienen solución. Será desde una proximidad real y cordial que podremos y deberemos acoger y acompañar a quienes tocan a nuestras puertas, pero sobre todo porque nuestro corazón habrá visto donde hay necesidad y habrá actuado en consecuencia, siempre como expresión del amor, al igual como lo hizo el buen samaritano del Evangelio, al igual como Jesús lo hace y nos dice que lo hagamos.»
Ante una basílica abarrotada, los jóvenes cantores de la Escolanía bajo la dirección de Llorenç Castelló emocionaron con piezas clásicas y otras de corte popular. Uno de ellos, en nombre de todos los pequeños cantores, destacó la impresión y el dolor que les causaba conocer la realidad de los campos de refugiados y especialmente la realidad de los niños que sufrían en ellos.
En la conclusión del acto, Salvador Busquets, director de Cáritas diocesana de Barcelona, agradeció la aportación de 34.175 euros así como la cadena de solidaridad que ha de tramarse para abordar las necesidades más urgentes. Y así mismo indicó que en este caso de dirigirían a la alimentación y vivienda de los refugiados.