Algunos de ellos son verdaderos héroes en sus países de adopción, mientras son completamente desconocidos fuera de su pueblo o de su ciudad natal. Así son y no les importa
(Alberto Eismann).- Hace unas semanas se cumplía un año de aquellos fatídicos días en los que a España le tocó lidiar con la enfermedad del ébola y con los miedos (y casi la psicosis) a ella asociados.
Aunque soy un amante de los animales y pocas cosas me disgustan más que el maltrato animal tengo que reconocer que me resultó muy chocante que en el aniversario del sacrificio del perro Excalibur, la mascota de la enfermera que contrajo la enfermedad, se reunieran unos cientos de personas para recordar su memoria y para exigir más derechos para los animales.
Que yo sepa, a nadie se le ha ocurrido convocar una manifestación o una acción en las redes sociales como la que tuvo lugar entonces (¡¡300.000 firmas!!) para recordar el aniversario de aquellos dos misioneros compatriotas que murieron de ébola, de sus compañeros religiosos y enfermeros africanos fallecidos heroicamente en acto de servicio y a tantas víctimas anónimas de la epidemia. Si hoy se hace una encuesta acerca de lo que pasó aquellos días casi seguro que antes o después saldrá el nombre de Excalibur. Del resto… seguro que no quedará sino un tenue recuerdo.
¿Se nos está yendo la chaveta? Quizás sí. Como en muchas otras cosas. Pero para qué vamos a sorprendernos….
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