Pretendemos anunciar el Evangelio de la gracia y de la misericordia. Si otros lo hacen, bien venidos sean. Nosotros lo anunciamos con un estilo propio, hecho de oración y estudio, y desde una comunidad de hermanos
(Martín Gelabert, op).- Se acaba de inaugurar el año jubilar por los 800 años de vida y misión de la Orden de Predicadores. Algunos nos conocen como «dominicos», por haber sido fundados por Domingo de Guzmán.
Lo que Domingo quiso fue una familia, compuesta ya desde sus comienzos por monjas, laicos y frailes, que tuviera como misión fundamental anunciar el Evangelio. Domingo fundó la Orden de Predicadores. ¿Por qué? Primero porque el Evangelio es fuente de alegría, de vida y de sentido para todo ser humano. Por eso, lo mejor que puede hacer alguien que ha descubierto el valor del Evangelio es darlo a conocer. Y lo dan a conocer, por decirlo con una expresión de Tomás de Aquino, los «predicadores de la fe». Y luego, porque en tiempos de Santo Domingo, por distintos motivos, el Evangelio no era bien anunciado. Y cuando un producto maravilloso se publicita mal, corre el riesgo de no ser acogido o de ser acogido de forma inadecuada.
Los dominicos no pretendemos tener ninguna exclusiva. Pretendemos anunciar el Evangelio de la gracia y de la misericordia. Si otros lo hacen, bien venidos sean. Nosotros lo anunciamos con un estilo propio, hecho de oración y estudio, y desde una comunidad de hermanos. La contemplación, que vale por sí misma, es imprescindible para transmitir lo contemplado.
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