Quiere llevar su apoyo a los valientes musulmanes y cristianos que luchan para cambiar la situación
(José Luis Ferrando, biblista).- En unos días el Papa viaja a Africa: Kenia, Uganda y República Centroafricana (RCA). El título de este texto evoca la célebre película de Petersen, en la que Clint Eastwood pena para neutralizar al malvado e inteligente Malkovich, deseoso de asesinar al Presidente americano.
Sin duda, el Papa Francisco, en el próximo viaje a la República Centroafricana (RCA), se encuentra con un país en plena guerra civil. Preocupante. En la línea de fuego. Evidentemente los organizadores del viaje Papal, en contacto con la Iglesia local y las autoridades, velarán cuidadosamente para que no se produzca ninguna violencia. Sin embargo, Francia ha dicho claramente que no garantiza la seguridad necesaria.
Todos los factores tienen que sopesarse cuidadosamente. El Vaticano es perfectamente conocedor de la situación. Parolín, Secretario de Estado, después de los atentados de Paris, ha dicho a la revista italiana «Avvenire» que, de momento la agenda del viaje a Africa permanece invariable. Y ha añadido que sobre el terreno se verá si se cumple o no la tercera etapa (RCA).
Desde hace tres años en RCA se enfrentan dos facciones, musulmana y cristiana, y son miles las víctimas de este conflicto abierto y muy violento. Las causas del mismo: la madera y los diamantes. El comercio de estos dos productos alimentan esta locura. A pesar de la guerra civil, las empresas madereras han continuado la explotación de los bosques, al igual que los diamantes, previo pago a las milicias para que puedan comprar armas. Ese es el bucle. Ese dinero sucio es el nervio de una guerra de gentes sin fe, ni ley, que se dicen cristianos o musulmanes. El Papa lo tendrá crudo para denunciar este negocio demoníaco.
Nos encontramos, por lo tanto, con un viaje arriesgado para el Papa y para los habitantes del país. El proyecto del Papa Francisco de visitar la capital Bangui, el 29 y 30 de noviembre, es evidentemente peligroso. Bangui no está pacificada, incluso en alguno de los barrios que atravesará el Papa los combates son diarios.
El Vaticano se reserva el derecho de anular una visita, de acuerdo con la evolución del conflicto. Sin embargo, esto suele ser bastante raro. Solamente en tres ocasiones, en la época de Juan Pablo II se cancelaron los viajes, con mucho pesar del Papa: en junio del 1994, se anuló un viaje al Líbano, a causa de un atentado en una Iglesia maronita al norte de Beirut; en septiembre del 1994 a Sarajevo, todavía rodeada por las fuerzas serbias y con francotiradores por todas partes; y, finalmente, en el año 2000, en razón del jubileo, deseaba el Papa visitar Ur de Caldea, los cristianos de Irak, no pudieron disfrutar de su presencia, ya que fue desaconsejado.
La voluntad del Papa, en su primer viaje a Africa ha sido visitar la RCA. Por eso, dada la situación, muchos se ha preguntado si es razonable y realista esta etapa. Francisco funciona desde otra lógica. El mensaje de su visita es bien claro: al ponerse en primera línea está diciendo que Dios no justifica ninguna violencia, ninguna guerra se legitima en nombre de la fe.
Pero sobre todo quiere llevar a los valientes responsables musulmanes y cristianos que, juntos, luchan para cambiar la situación, su apoyo en esta tarea. Y ofrecer solidaridad y esperanza a aquella Iglesia.
Finalmente: ¿Qué esperan los centroafricanos? Algunos testimonios, que he podido rastrear me parecen significativos. Para el Padre misionero, Yepoussa, la venida del Papa es «la última oportunidad de encontrar el camino de la paz y crear las condiciones para la reconciliación entre comunidades. Si no viene nos encontraremos todos por tierra, incluso bajo tierra» y añade su compañero el Padre Giovanni: «Vamos a verle abrir la puerta del dialogo. El Papa nos va a empujar colectivamente a este país hacia el buen camino».
Frank, un joven de 20 años: «El Papa Francisco va a dirigirse a todos nosotros, sus hijos abandonados por todos. Esperamos mucho de su palabra, sus gestos, su presencia» y otro añade: «Viniendo a la RCA va a obligar a las fuerzas internacionales a movilizarse con más determinación para asegurar nuestra seguridad y desembarazarnos de las fuerzas negativas».
Finalmente, Lamaya, el Presidente de la Comunidad Islámica de la RCA afirma: «El Papa puede ayudarnos a salir de esta situación, serenando los espíritus y abriendo las conciencias». Deseos muy emocionantes y legítimas expectativas. Una cosa está clara, el Papa pondrá, como se suele decir, toda la carne en el asador en lo que a él le corresponde.
Francisco, sin duda será ese mensajero de la paz que el mundo entero necesita. Habrá que estar muy atentos a sus discursos y a sus gestos…Probablemente tendrá que ser más prudente de lo habitual para no poner en peligro ni su vida, ni la de los que se encargan de su seguridad. Nuestra oración tendrá que acompañarle más que nunca.