Defendamos el derecho a la vida, al matrimonio y a la familia, la educación de los niños y jóvenes, el servicio al bien común, a los más débiles y necesitados, la verdadera cultura del trabajo y la paz entre las naciones
El arzobispo de Pamplona, Francisco Pérez, ha defendido que «la verdadera libertad de expresión no comprende un supuesto derecho a la ofensa o un desprecio a lo más sagrado» y ha pedido que «se respete aquello que es lo más sagrado para los católicos, que es la Eucaristía».
Así lo ha señalado Francisco Pérez en su homilía en la misa de ‘reparación’ convocada este miércoles en la catedral de Pamplona en respuesta a la polémica exposición del artista Abel Azcona, en la que ha utilizado formas consagradas.
El arzobispo de Pamplona se ha dirigido a los presentes para agradecerles de «corazón» el «testimonio que estáis dando aquí y en tantos lugares de Navarra» y también ha mostrado su agradecimiento por «los casi cien mil testimonios de todos los cinco continentes que se adhieren a esta celebración y ruegan que se respete aquello que es lo más sagrado para los cristianos-católicos que es la Eucaristía«.
«Me veo en la obligación de decir que la verdadera libertad de expresión no comprende un supuesto derecho a la ofensa o un desprecio a lo más sagrado. La cultura es belleza y armonía. Es patrimonio de fe y vida que nuestra tierra de Navarra goza desde siglos. La Eucaristía es el signo sacramental de la más excelsa hermosura que existe en toda la historia de la humanidad«, ha manifestado Francisco Pérez.
En este sentido, ha defendido que «quien celebra la Eucaristía no lo hace porque se considera o quiere parecer mejor que los demás, sino precisamente porque se reconoce siempre necesitado de ser acogido y regenerado por la misericordia de Dios».
Además, en su homilía, el arzobispo ha hecho un llamamiento a «la conciencia humana y cristiana de todos para que seamos sensibles ante los problemas que están presentes en nuestra sociedad». «Por favor defendamos el derecho a la vida, al matrimonio y a la familia, la educación de los niños y jóvenes, el servicio al bien común, a los más débiles y necesitados, la verdadera cultura del trabajo y la paz entre las naciones», ha demandado.
Según ha señalado, «la Iglesia quiere ser mensajera de la civilización de la verdad y la justicia, la paz y el amor, esa civilización que sólo Dios nos puede ofrecer».
(RD/Ep)