La asignatura contaría, necesariamente, con el señalamiento de los contenidos propios por las Iglesias y Confesiones, sin que ello impida que puedan conocer otras religiones, morales o convicciones
(Alfredo Sepúlveda).- La religión, dentro del sistema educativo, ha sido punta de lanza de las posiciones más antagónicas en el panorama patrio de la enseñanza, por lo que se hace necesario un pacto que respete las perspectivas fundamentales de los antagonistas.
Unos recuerdan su enseñanza como refuerzo y sustento del nacionalcatolicismo, reclamando un estado laico, y otros alegan el derecho de los padres a la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones, aunque ambos esconden posiciones ideológicas más profundas y encontradas de lo que suelen manifestar.
Ello nos ha llevado a intentar compilar argumentos y desarrollar un esquema que supere el concepto de laicismo rancio que huye de todo aquello que huela a religión, y que refuerza sus posiciones con resentimiento, así como la posición de poder y hegemonía de otra parte, sobre todo de la Iglesia católica en la enseñanza, envuelto en un manido derecho de los padres tantas veces olvidados.
Esta tesis fue planteada y, posteriormente, ampliada hace algunos años por miembros de USIT-EP, llegándose a recoger en el libro: Profesores de religión. Aspectos históricos, jurídicos y laborales. En los próximos post daremos cuenta detallada de la propuesta completa.
No se trata de apelar a justificaciones más o menos ingeniosas, a favor o en contra de la presencia curricular de la religión en la enseñanza, pública, concertada y privada, sino de situar la cuestión en su justa medida, que, como sostuvo Ortega y Gasset, desde sus profundas convicciones republicanas, se dinamite arbitrariamente por el espíritu de propaganda o por la incontinencia del utopismo.
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