Si lo pensamos tenemos la mejor marca, que es dios. Si Coca-cola o Nike lo pueden hacer, seguro que nosotros también. Además no sólo creemos en el producto, sino en todo lo que hay detrás
(Jesús Bastante).- Adriana Ribó y Miguel Pérez Lahorga. son un matrimonio bienavenido, empresarios y diseñadores, que vienen a presentarnos un curioso proyecto de evangelización: Have a God Time. Con propuestas novedosas, desde tazas y baberos a crucifijos para montar en familia. Con la ayuda de monjas concepcionistas y carmelitas, buscan «animar a la gente a no cortarse por la llevar la fe en una camiseta».
Have a God Time. ¿Qué es?
Es una tienda on line. Un proyecto en el que llevamos trabajando dos años. La web se ha colgado hace un par de meses. La filosofía de Have a God Time nació a raíz del JMJ, cuando vino Benedicto XVI . Fuimos como familia y nos dieron la mochila del peregrino que contenía toda la documentación. Entre esa documentación estaba el «youcat», que nos impactó como diseñadores. Vimos que la Iglesia había importado un poco de diseño, de frescura, color, logotipo…, le había dado una vuelta a lo de siempre. Al catecismo que teníamos en casa, que lo dejábamos en la estantería y no lo volvíamos a mirar.
Pensamos que teníamos que hacer lo mismo con todo. En 2012 nació la idea, y desde entonces hemos desarrollado unos productos que ya están en marcha. También en la web.
Adriana, hay un poquito de todo
Sí, hay figuras del belén, tazas de café, una virgen de tela… La idea era: hemos sacado a dios de las casas, vamos a volver a meterlo. De una forma fresca, como realmente somos. Siempre con mensaje, con una oración. Por ejemplo, para que empiecen a rezare los niños. Lo mismo pasa con el Jesusito de mi vida, que viene con su almohadón. Lo hacen las monjas concepcionistas y lo pintan unas carmelitas. Hecho a mano.
Queríamos además, ayudar a los conventos o a las monjas porque hacen una labor espectacular. Por ejemplo este babero está bordado por ellas y en el que pone «Dios bendiga mi papilla» Y son cosas de casa, como un felpudo, por ejemplo en el que pone «Dios bendiga esta casa»
¿Cuál ha sido la reacción en dos ámbitos: en el de vuestro entorno de fe y en el de la iglesia «institución»?
En nuestro entorno y más allá todos son alabanzas. La gente comenta que se agradece. El diseño clásico de estos objetos era muy antiguo. En el ámbito de la Iglesia, lo estamos presentando. Al principio siempre es el rechazo, pero cuando empiezan a mirara cosas les gusta porque lo ven fresco y moderno.
El reto importante es animar a la gente a no cortarse por la llevar la fe en una camiseta.
A veces tememos que es una provocación a que nos digan algo. La libertad también implica la defensa de las creencias de cada uno. La vivencia.
El reto es «atrévete» y por nuestro lado de diseñadores, no hacer cosas rancias.
¿Hay mercado para esto?
Tiene que haberlo. Lo que puede pasar es que la gente no se atreva. Nos aconsejan ir a EEUU, porque allí sería mucho más fácil. Pero nosotros también queremos estar e España. Si lo pensamos tenemos la mejor marca, que es dios. Si Coca-cola o Nike lo pueden hacer, seguro que nosotros también. Además no sólo creemos en el producto, sino en todo lo que hay detrás.
Sí que lo hay, por ejemplo en el nacimiento de un bebé, los cristianos solemos hacer un regalo. Tenemos un body en el que pone «Dios tiene un maravilloso plan para mí». Somos consecuentes el significado del regalo. Además, hemos hecho un estudio de mercado para ver qué había en época de comuniones, y había poca cosa. Queríamos además poner en práctica la labor evangelizadora de la que tanto se habla. Rediseñar la imagen de la Iglesia con nuestro humilde trabajo. Y vamos a intentarlo.
Hace falta el trabajo de márketing cuando tenemos el mejor mensaje, como decís vosotros. Una implantación fantástica. Figuras carismáticas. Es una magnífica idea. Tienes aquí un Cristo para las comuniones que me tiene intrigado.
Es un crucifijo para montar que consta de una cruz en dos partes y dos cuerdas con las que de forma muy sencilla, anudándolas, haces el cuerpo. Es para hacer con los padres. Regalar un crucifijo de toda la vida a un niño, es un poco macabro. Y este resulta blandito y cariñoso.
Es muy chulo. Y además, después de las instrucciones, hay una explicación, para también tener las instrucciones de cómo empezar a tener una relación con dios.
A nosotros como catequistas nos comentan muchas veces que los niños son los que renuevan la fe en la familia. Hacen la comunión y arrastran a los padres a la iglesia, que tenían un poco abandonada.
¿Precios asequibles?
Bueno, ahora tenemos un problema. Nos hemos gastado todos nuestros ahorros. No hemos hecho una producción muy grande y los márgenes son pequeños. Pero hay precios para todos. Estamos buscando inversores.
Y entiendo que parte de los beneficios van para las monjas que trabajan con vosotros.
Claro. Y nos gustaría ampliarlo. De momento trabajamos sólo con dos conventos. Y tenemos claro que parte de nuestros beneficios irán para ayudar a la Iglesia.
Adelantadnos alguna novedad, ¿qué estáis pergeñando?
Hay mucho en la cabeza. Y mucho diseñado a espera de esa inversión que estamos buscando para producir. Ahora en Navidad van a llegar unas balconetas para poner al niño Jesús en los balcones. También tenemos fabricándose unas velas dentro de un recipiente de cristal, donde vienen pequeñas oraciones.
Para saber más, pincha en www.haveagodtime.com