El alarmante aumento de la trata de seres humanos con fines de explotación sexual es uno de los problemas políticos, sociales y económicos urgentes vinculados al proceso de globalización
(José Luis Pinilla, sj).- 8 de Febrero, dia de Santa Josefina Bakita. Una esclava sudanesa que, una vez liberada, ingresó en la Congregación de las Hijas de la Caridad Canosianas, Canonizada en el año 2000, el papa Francisco le encomienda una de sus luchas más queridas: la lucha contra la trata de personas.
El drama de la trata de personas, en concreto con fines de explotación sexual, es una de esas «periferias» a las que se refiere el papa Francisco con relativa frecuencia . Precisamente este domingo decía que había que celebrar la Jornada de oración y reflexión contra la trata de personas, como un ofrecimiento a todos de «la oportunidad de ayudar a los nuevos esclavos de hoy a romper las pesadas cadenas de la explotación para reapropiarse de su libertad y dignidad». Y continuaba diciendo » ¡Pienso en particular en tantas mujeres y hombres, y en tantos niños! Es necesario hacer todos los esfuerzos necesarios para vencer este crimen y esta intolerable vergüenza.»
El vuelo torcido de la humanidad según la metáfora de Galeano, («vuela torcida la humanidad, pájaro de un ala sola «) cuando solo lo dirige el ala masculina, que muchas veces se aprovecha de su poder, nos conduce al desastre. Y el vuelo de la humanidad cae en picado, o se mantiene inestable siempre… hasta que la dignidad de la mujer quede restablecida por completo. Machismo y racismo van de la misma mano sosteniendo el ineficaz aleteo masculino solitario.
El drama de la trata se hace «católico» universal cada 8 de febrero en una Jornada Eclesial mundial bajo el lema «Enciende una luz contra la trata». La invitación eclesial conjunta en España – además de vigilias de oración contra la trata – anima a recorrer un camino que vaya «desde la conciencia a la oración, de la oración a la solidaridad, y de la solidaridad a la acción concertada, hasta que la esclavitud y la trata desaparezcan» (Cardenal Peter Turkson. Pontificio Consejo Justicia y Paz) .
Reivindicar la justicia ante este drama es vincularla en defensa de la dignidad humana -en este caso las personas traficadas con fines de explotación sexual- con otros dos pilares básicos: el bien común y la solidaridad fundada en la justicia social, hoy tan necesitada de globalización efectiva .
Una vez más nos hallamos ante un problema de injusticia social internacional e inequidad que nos plantea debates muy profundos que no son objeto directo de este artículo (por ejemplo, la prostitución como trabajo y el consentimiento, o la invisibilidad del cliente, o la prostitución como efecto de la emigración irregular, etc…). Pero sí se puede afirmar que la violencia estructural ejercida a nivel global reproduce unos mecanismos de subordinación, dependencia y explotación sumamente provechosos para la trata. El alarmante aumento de la trata de seres humanos con fines de explotación sexual es uno de los problemas políticos, sociales y económicos urgentes vinculados al proceso de globalización. Una cuestión de justicia internacional impostergable.
La dignidad es el valor inalienable de la persona humana, que tiene valor y no precio, que no puede ser objeto de transacción. Aunque no negamos que el utilitarismo es un valor importante de nuestra cultura, pero este es válido cuando hablamos de objetos e instrumentos, nunca de personas. Porque supone una falta de reconocimiento de la valía intrínseca, y no circunstancial, del otro. El utilitarismo está presente en el olvido de los ancianos, en la falta de preocupación por tantas familias o niños en riesgo de exclusión o en los flujos migratorios ( ¡ hoy mismo otras víctimas inmigrantes han sido recogidas exahustas y heridas a las puertas de Canarias ¡ ) cuando solo se ven desde el punto de vista economicista. Y lo está de forma muy visible en la relación con el fenómeno de la trata de personas con fines de explotación sexual.
Es un ultraje vergonzoso a la dignidad humana y una grave violación de los derechos humanos fundamentales. «La esclavitud, la prostitución, la trata de blancas y de jóvenes, así como las condiciones ignominiosas de trabajo en las que los obreros son tratados como meros instrumentos de lucro, no como personas libres y responsables», son «oprobios que, al corromper la civilización humana, deshonran más a quienes los practican que a quienes padecen la injusticia y son totalmente contrarios al honor debido al Creador» dice la Gaudium et Spas (Gaudium et spes, 27).
Ante ello no basta una moral «sentimentaloide» que reacciona hipócritamente ante las portadas de medios que denuncian la prostitución mientras se enriquecen con ella junto a otros muchos grupos y entidades públicas y privadas corrompidas. Esta no suscita más que un comentario soez o avergonzado, ante estos males del prójimo (de la «prójima» normalmente) que apenas obligan. Pero la solidaridad en la visión ética cristiana no es opcional sino obligante. Y caminar más hacia el descubrimiento de que lo importante no es sólo cómo paliar los efectos de este desastre, sino hacer a las gentes menos vulnerables que vivan hoy con dignidad. De ahí la necesidad de acudir cada vez más a la educación en red para sensibilizarnos ante este fenómeno. En la Conferencia episcopal se creó hace seis años una sección especial dentro de la Comision de Migraciones ( o Movilidad humana) para coordinar esfuerzos eclesiales en España que abordan este problema. Su trabajo se ha presentado en varios congresos Europeos e internacionales .Y desde el principio la Comisión de Migraciones trabaja en red con Confer, Justicia y Paz, Caritas y la Universidad de Comillas para redoblar el eco de esta lucha.
Hay al lado de estas víctimas muchas y valientes congregaciones religiosas femeninas ( con el apoyo internacional de RENATE) que emplean lo mejor de su carisma para luchar contra la trata de personas. Lo hacen a pie de vecindad o en Organizaciones y proyectos punteros que buscar alternativas según la liberación que propone el evangelio : Adoratrices, Oblatas, Villa Teresita etc o asociaciones civiles con honda raíz en el humanismo cristiano como APRAM o la recién creada como Liberata. Y lo hacen junto a otras muchas otras organizaciones no religiosas
Cristina Ramos una amiga mía francesa, de las Adoratrices, muy enterada del tema, que ha trabajado mucho y muy bien en París ( y ahora en Londres) con muchas mujeres españolas emigrantes víctimas de la trata con fines de explotación sexual, me decía que solemos pensar que la mayoría de las personas que se prostituyen son libres y si no, que lo que tienen que hacer es denunciar. Pero desmantelar redes de explotación supone un trabajo de titanes para la policía que a invitación del Papa colabora con la Iglesia en la prevención y defensa de estas mujeres cada vez con más frecuencia ( en el llamado Grupo de Santa Marta) ; y es un trabajo de titanes para las víctimas, . Por eso es necesario hacer un profundo trabajo, con ellas, de discernimiento donde el miedo, el proyecto vital a conseguir, el sustento, etc. son elementos imprescindibles para poder o no denunciar. Porque a menudo el temor a las represalias sobre su familia, a quien dejaron en sus pobres países, parece más fuerte que su propio sufrimiento o muerte. Tanto en sus orígenes, en tantos países del «sur», como en sus destinos (transportadas por el engaño y la mentira), la violencia y el sometimiento son las únicas herramientas que dictan sus destinos. No precisamente el ejercicio de la libertad.
La iglesia busca en esta jornada y todos los días la visibilidad de estas personas que para muchos son invisibles. Enciende una vela contra la trata